Por Marcos Calligaris
Colosales imágenes de Damián Córdoba han invadido estratégicas medianeras de edificios en los cuatro puntos cardinales de la ciudad de Córdoba. Se trata del fiel reflejo de lo que ha significado el crecimiento artístico de este joven exponente del cuarteto, justamente en la meca del género.
Curiosamente Córdoba es catamarqueño y con sus 22 años ya lleva grabados 9 discos con un estilo que, como él mismo gusta definir, vuelve al fundacional ‘Cuarteto Característico’.
Con un plantel de 34 personas que componen su banda, Damián Córdoba es una de las caras visibles de la renovación de un género que sigue batallando a la falta de valoración por algunos sectores de la sociedad.
Todo empezó en Catamarca. Damián contaba sólo 13 abriles y tuvo su precoz debut musical en la banda Los Bingos. “Desde muy chico soñaba con ser cantante y era yo el que animaba las fiestas familiares o de la escuela. Recuerdo que siempre cantaba La Cumparcita, no cambiaba nunca el repertorio. Una vez le dije a mi viejo que mi sueño era cantar en una orquesta y me llevó a Los Bingos. Así empecé”, recuerda Damián.
En esa misma orquesta catamarqueña había surgido la fugaz figura de Walter Olmos. Y fue justamente Olmos quien un año más tarde lo llevaría por todo el país como corista y hasta le daría la oportunidad de cantar en el Luna Park. “Walter me dio la chance de cantar y me conozco casi todo el país con él”, reconoce el cantante con una enredada tonada entre catamarqueño y cordobés.
Pero fue sin dudas su familia la que jugó un rol importante para que Damián se instale como uno de los exponentes cuarteteros más convocantes del momento. Su padre, ‘Coco’ -como lo conocen los allegados- , fue el primero en confiar en los planes de su hijo, por esa intuición decidió dejar su cargo en la plana mayor de la policía catamarqueña y trasladarse con su hijo a La Docta. “Luego de una navidad Damián me explicó el proyecto que tenía con respecto a su independencia. Vi que tenía muy claros los conceptos y una vez que toda la familia estuvo de acuerdo, pedí el retiro y lo acompañé”, recuerda orgulloso su padre y representante.
No fue fácil. Arribaban a la capital del cuarteto con lo mínimo indispensable, aunque con mucho entusiasmo. “Llegamos en una combi para 15 personas y éramos 25, pero teníamos un montón de sueños, ilusiones y ganas de mostrar lo que hacíamos. La luchamos dos años y acá estamos”, recuerda Damián, finalmente instalado y con una agenda que lo lleva incluso a recorrer diferentes provincias.
El joven catamarqueño nos cuenta su historia, su presente, sus planes.
Cuando empezaste en Catamarca, ¿el fenómeno del cuarteto iba más allá de Walter Olmos?
Yo considero que Catamarca es una segunda Córdoba. Allá siempre se quiso al cuarteto. Todas las bandas de Córdoba van a tocar ahí. En la época de mi viejo ya iban La Mona, Chebere, Gary, Sebastián, Tru-la-lá. Lo de Walter Olmos no fue casualidad, yo me crié escuchando La Mona y Walter también.
¿Qué significaba para tu familia el hecho de que con catorce años ya estés de gira por el país?
Mi mamá tenía sus miedos, pero mi viejo siempre le decía que me dejara ir porque hacía lo que me gustaba. Yo viajaba solamente los fines de semana porque iba al colegio. Me mandaban de Catamarca a Buenos Aires en avión y de ahí nos íbamos de gira.
¿En qué momento tomaste la decisión de irte como solista?
Fue el día del cumpleaños de Walter Olmos. Me acerqué y le dije “Walter, te agradezco esta oportunidad que me diste, pero ahora quiero formar mi propio proyecto como solista”. Me dijo que sí, y me pidió ser mi representante. Cuatro meses más tarde pasó con él lo que todo el mundo sabe.
Yo seguí por dos años más en Catamarca, tocando por todos lados, hasta que llegó el momento en que necesitaba seguir creciendo. Le dije a mi viejo que quería venirme a Córdoba, la cuna del cuarteto.
¿Qué sabías de la movida cuartetera de Córdoba?
A nosotros nos contaban de la cantidad de bailes que había en Córdoba, y yo soñaba con mostrar acá lo que hacía. Finalmente me instalé y a los dos meses me salió la oportunidad de cantar en el boliche La Sorda y luego en Maracaná. Después hablé con el representante Marcos Farías, con él laburamos tres fechas seguidas en el Maipú y de ahí no paramos más.
¿Cómo eran esos primeros shows?
Tocábamos para poca gente. Al principio cantaba para cien personas más o menos, pero empezamos a crecer y ya en Maracaná cerraban la puerta con mil doscientas. Yo ya venía desde Catamarca con mi primer disco que se llama “Damián Córdoba, como una puñalada”, y también hacía temas de La Mona y Walter Olmos.
Finalmente llegaste al Súper Deportivo, un lugar emblemático de los grandes cuarteteros.
Si, fue un 8 de abril, después de dos años de lucha en los que llegué incluso a tocar en las veredas de los barrios. Ese salto fue algo que se veía venir, estaba metiendo mucha gente en los otros lugares. Un día dijimos ‘vamos a jugar en primera’, nos sentamos con mi viejo y Marcos Farías y definimos debutar ahí grabando nuestro tercer disco.
Dicen en que en la vida hay que se agradecido, y Marcos Farías formó parte de este éxito por eso aprovecho esta entrevista para agradecerle.
¿Quién es tu referente musical?
Para mí La Mona Jiménez es el más grande estandarte del cuarteto. Gracias a Dios tuve la oportunidad de conocerlo y tenemos una relación increíble. Él me da consejos que yo recepto con muy buena onda. Ya canté un tema con él y ahora le toca a La Mona cantar un tema conmigo, ¿qué más puedo pedir?
¿Cómo definís a tu música?
El elemento de mi música se desprende de La Mona, del cuarteto característico, pero también tengo mi estilo propio. Considero que cada uno tiene lo suyo. Por otro lado, en el cuarteto está todo inventado y cada uno trata su esencia.
¿Qué significa Córdoba para vos?
Córdoba me ha dado todo. El público cordobés es muy difícil, te quiere o no te quiere. Por yo me considero un privilegiado de que me hayan dado un lugar y cariño. Encima tengo por apellido ‘Córdoba’. Mi viejo me dice que yo tendría que haber nacido acá.
¿Volvés con frecuencia a Catamarca?
Lamentablemente ahora estoy yendo sólo para cantar y veo a mis tíos y a mis amigos en el baile.
Todo queda en Familia
Damián Córdoba sólo piensa en subir al escenario y cantar. Claro, tiene la espalda bien cuidada, su padre ‘Coco’ lo sigue a sol y sombra, cierra las contrataciones y se encarga de administrar los ingresos. “¿Qué mejor que tener a un padre administrándote? A mí lo que me importa no es la parte económica, si bien reconozco su importancia. Lo que me hace feliz es poder cantar.”, sostiene el catamarqueño. De repente su padre interrumpe atinadamente la entrevista con un comentario: “Como padre yo no quiero a Damián le pase lo que le sucedió a muchas personas que vivieron para el aplauso, mi rol es cuidar lo que gane, que pueda tener una buena jubilación, yo no quiero que malgaste un sólo peso, aclara. “En ese sentido él la tiene muy clara, yo con plata en mano soy un peligro”, admite Damián.
Su padre lo mira sonriente, con cara de complicidad y arriesga aún más: “si fuera por mi hijo, él estaría seco, porque es todo corazón, lo da todo”.
¿En qué te gusta gastar?
Gasto en juntarme a comer asados con mis amigos, en ropa.
¿Qué disfrutas más en los días libre?
Los días que vuelvo de un baile me despierto a las 2 de la tarde para almorzar algo y me voy a dormir hasta 8 de la noche, ceno algo y parto para un nuevo baile.
Cuando no tengo que cantar me gusta despertarme a las 11 de la mañana y por lo general me gusta juntarme con amigos a comer un asado o jugar un partido de fútbol. También me gusta estar con mi familia y si no -ya que estoy soltero- por qué no con alguna chiquita… (Risas)
Tenés una participación activa en diferentes eventos solidarios…
Eso parte desde muy adentro de uno mismo. Me llena muchísimo poder ayudar a las personas. No es marketing, no me gusta caretearla, para que hablen de mí.
¿Alguien de tu familia estuvo vinculado a la música?
Mi papá me cuenta que tuve un bisabuelo, también llamado Damián, que cantaba y tocaba la guitarra. No tuve la oportunidad de conocerlo, pero me contó que era muy parecido a mí, con ojos verdes… El tipo era picante.
¿Sos creyente?
(El cantante hurga en su pecho, extrae un rosario y lo exhibe). “Con esto te lo digo todo”, afirma.
Tenés muchas fans, ¿cómo te manejás con ellas teniendo en cuenta tu soltería?
Soy un respetuoso de todos mis fans, de todos los que van a verme, porque yo vivo gracias a ellos. “Entonces, la que quiera venir a buscar amor, le damos amor”, concluye entre risas. Pero el amor no se busca, viene solo. Puede que algún día me enamore de una fan, o de alguien que conozca tomando un café.
¿Te imaginas casado y con hijos?
Uno va madurando cada día más. Obviamente tengo mi anhelo de formar mi familia y tener hijos.
Las mil y una noches
Goethe afirmaba que “la noche es la mitad de la vida y la mejor mitad”. Pros y contras de una vida nocturna.
La Mona Jiménez cargó en este mismo medio contra los que hablan mal de la noche. ¿Cómo te tomás la vida nocturna?
Cada uno lleva la vida que quiere. La mía es tranquila, de día estoy con familiares, amigos y a la noche voy a laburar de lo que más amo. Así soy feliz y la gente que va a los bailes también es feliz.
Amo lo que hago, y lo haría de nuevo si tuviera que volver a nacer. A veces hay personas que inventan tantas pavadas, que yo no pierdo el tiempo escuchándolas. Será que no son cuarteteros.
La noche no es nada del otro mundo.
¿Qué pensás cuando escuchás críticas sobre los bailes o el mundo del cuarteto?
Como alguien que representa la sangre nueva del cuarteto, lo que yo quiero es que seamos todos unidos, somos todos laburantes de esto, ¿por qué hablar de cosas que desprestigian y le hacen mal al cuarteto? La gente sólo quiere ir al baile a divertirse. Hay que luchar para que el cuarteto, que es la esencia de Córdoba, no desaparezca nunca. Antes iba toda la familia al baile, había matinés, esas cosas tienen que revivir. Yo voy a luchar para que el cuarteto sea bien visto en todos lados.
¿Crees que se puede cambiar esa concepción muchas veces negativa que se suele tener de los bailes?
La gente muchas veces juzga sin conocer. Yo invito a un baile a todo aquel que no sepa de qué se trata, a que vea lo que es la alegría, la diversión. Muchas veces apuntando a lo que sucede en los bailes se intenta desviar la atención de otros hechos muy graves que pasan. Crean fantasmas donde no hay.
Luego de los tristes finales de Rodrigo y Walter Olmos, ¿Tomaste consciencia sobre el cuidado de tu carrera?
Cuando te toca, te toca, aunque te cuidés te podés resbalar en el baño y te matás. Lo que sí te puedo decir es que es muy importante tener gente atrás de uno cuidando tu integridad. Yo tengo mi familia a mi lado. En otros casos el entorno quiere al artista pero no a la persona.
¿Cómo recordás a Walter Olmos?
En mi caso perdí a un gran amigo, la gente perdió a un gran artista. Era una excelente persona.
¿Cómo es eso de que la gente en los bailes se viste igual que vos?
Es así. Es muy lindo ver que los chicos se cortan el pelo igual que yo, que usan el mismo tipo de remera, jean y zapatillas. Tengo un estilo sencillo.
¿Pensás dedicarte toda tu vida a la música?
Lo que yo siento desde chico por la música, no me lo quita nadie. Si me sacás eso y mi familia, le sacás el sentido a mi vida.
En algún momento, más adelante, me gustaría producir algún número. Por qué no una banda, un solista. Pero nunca me voy a ir de esto. Me encantaría poder mantenerme en esta carrera.
¿Soñás con llevar tu música a otros lugares?
Mi sueño es recorrer todo el país con esta música y por qué no, cruzar las fronteras. Pero para mí Córdoba es sagrado.
Con sólo 22 años, Damián Córdoba tendrá muchas posibilidades de experimentar con un género que desde lo musical a lo social, ha logrado mantenerse a través del tiempo
Ping Pong
Un cantante: La Mona, Rodrigo y Walter Olmos.
Un equipo: Boca.
Una bebida: Coca Cola.
Una comida: Guiso de arroz con carne.
Reggaetón: Es una música muy sufrida, del pueblo, como el cuarteto. La Banco.
Un CD que no puede faltar en el auto: La Mona, Tru-la-lá, covers y algunos míos.
Una canción: Hagamos el amor, de mi cuarto disco. Es un tema que me marcó mucho.
La Política: Que se pongan las pilas, hay gente que se está muriendo de hambre.
Hobbies: Jugar al fútbol y después comerme un asadazo.
Un lugar para vacacionar: Mi casa. Es mi bunker, mi templo. Ahí yo estoy en paz con mi familia.
Fotos: Día a Día, PK2 Creativos.