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Franz Ferdinand, al frente

Por Marcos Calligaris

Hace días escribía un artículo titulado “Arbeit Macht Frei y el detalle oculto”. Mientras redactaba contrarreloj no podía abstraerme de una maraña de pensamientos, para ser más preciso, de un conjunto constante de pensamientos y sensaciones al mismo tiempo mientras me encontraba totalmente consciente. Básicamente me estaba yendo mentalmente por las ramas. Pero traté de concentrarme en el tema para no confundirme y terminar delirando.

A este ‘flujo de pensamientos’ lo sacó por primera vez a la luz en el campo de la psicología y de la filosofía William James, pero fue años más tarde que James Joyce irrumpiría poniéndolo en práctica a nivel literario con su monumental Ulises. A este método, al que ninguno de los seres pensantes somos ajenos, se lo denominó Monólogo Interior, o Stream of consciousness, en su originario inglés.

Sin embargo mi idea ahora que me siento nuevamente al frente del monitor,  no es comenzar a largar todo lo que se me vino en mente en aquel momento, sino sólo perseguir uno de esos tantos pensamientos hasta el final (¿hay final?) y ver hasta dónde me conduce.

Un hilo conductor inconducente

Decía entonces que hace unos días había escrito sobre una frase. Un eslogan que se encuentra en la puerta (¿del infierno?) de ingreso de los principales campos de concentración nazis.

Decía también que la misma (“Arbeit Macht Frei”, o “El trabajo libera”, en español) fue atribuida a Rudolf Höß. Y en ese momento me llamó la atención el nombre completo de este alemán: Rudolf Franz Ferdinand Höß.

Probablemente este oficial nazi, miembro de las Schutzstaffel (SS), las Waffen-SS con el rango de SS-Obersturmbannführer y comandante del campo de concentración de Auschwitz recibió su nombre en honor a Franz Ferdinand, el legendario heredero al trono austrohúngaro.

Pero debo confesar que lo primero que se me vino a la cabeza en ese momento fue la imagen de Alex Kapranos, el cantante inglés de origen griego que está al frente de la banda escocesa Franz Ferdinand. Resulta que los músicos de Glasgow también quisieron rendir honor al arriba mencionado Archiduque Franz Ferdinand.

Así que mi vuelo imaginario y divagante se desplazó irremediablemente hacia la vida del verdadero Franz Ferdinand. Ni siquiera por estos hispanos lares se acostumbra a llamarlo “Francisco Fernando”, (nunca me gustaron los nombres traducidos) pero lo cierto es que esa sería la traducción del nombre de pila de aquel hombre que fue nada menos que Archiduque de Austria, Príncipe Imperial de Austria, Príncipe Real de Hungría y Bohemia, y desde 1896 hasta su muerte, el heredero al trono austrohúngaro.

Pero no eran sus únicos dos nombres. No, no, no. No puedo dejar de imaginarme la cara de sus compañeritos de escuela (si es que el niño concurría a una escuela, cosa que en realidad no imagino) en el preciso momento en que la señorita de grado lo invitaba a pasar al frente.

“Jovencito Franz Ferdinand Karl Giuermo Anikò Strezpek Belschwitz Mòric Pinche Bálint Szilveszter Gömpi Maurice Bzoch János Frajkor Ludwig van Haverbeke Josef von Habsburg-Lothringen, ¿puede pasar al pizarrón, por favor? Sí, ese palabrerío era el nombre completo de Franz. (¿Se lo sabría al menos él?)

Franz Ferdinand nació en Graz, Austria, fue hijo mayor del Archiduque Carlos Luis de Austria, y cuando tenía sólo doce años, su primo Francisco V de Módena murió y nombró a Ferdinand su heredero a condición de que añadiera el apellido de este al propio, entonces Franz se convirtió en uno de los hombres más ricos de Austria.

El resto de la historia es más o menos conocida. En 1895 Franz Ferdinand conoció a la Condesa Sofía Chotek en un baile en Praga. Se casaron el 1 de julio de 1900, en Reichstadt (hoy Zákupy) y luego se produciría un hecho que marcaría a fuego nuestra historia moderna.

En la media mañana del 28 de junio de 1914 Franz Ferdinand y su esposa fueron asesinados en Sarajevo por Gavrilo Princip, miembro del grupo serbio “Joven Bosnia” y uno de los varios asesinos organizados por “La Mano Negra”, el grupo nacionalista que apoyaba la unificación entre Bosnia y Serbia.

Con este acontecimiento, gran parte de la humanidad fue enviada al frente. Y de allí gran parte de ella no volvió jamás.

Este acontecimiento -conocido como el Asesinato de Sarajevo- terminó precipitando la declaración de guerra de Austria contra Serbia, hecho que desencadenó la Primera Guerra Mundial.

Este fue solamente uno de aquellos pensamientos que se fue hilando y me condujo hasta aquí y un poco más allá también. Pero hubo muchos más, de toda índole, y que lamentablemente (o porque no puedo) murieron sin que los exprese.

Creo que la técnica de Joyce es apreciada como lo más parecido a perder la razón. Pero en realidad es lo más racional que se pudo haber expresado en narrativa.

Por eso pienso que cuando intentamos decir algo sin irnos por las ramas, en realidad nos reprimimos, estamos siendo totalmente falsos y hasta quizás irracionales.

El último sobreviviente del Graf Spee

Entrevista a Fritz Sander
Por Marcos Calligaris

El viaje por los serpenteantes caminos del Valle de Calamuchita me deposita en la casa de Fritz Sander y su mujer, Gerda.
Fritz, o Federico –como lo llaman algunos en Villa General Belgrano- es el último marinero, al menos en esta ciudad, del legendario Admiral Graf Spee, uno de los acorazados insignia del régimen hitleriano, y que fuera autohundido a inicios de la Segunda Guerra Mundial en el puerto de Montevideo.
Considerado en su momento como una obra maestra de la ingeniería naval, la misión del Graf Spee consistía en actuar como corsario en el Atlántico sur. Apoyado por su buque de abastecimiento, el petrolero Altmark, sus órdenes eran hundir buques mercantes británicos sin entrar en combate con fuerzas enemigas considerables, amenazando de esta forma vitales líneas de suministro aliadas y distrayendo unidades navales británicas de sus bases, en otras partes del planeta.

Fritz Sander fue uno de los tantos marinos alemanes, que luego de la destrucción del buque en Uruguay -bajo las órdenes de su propio capitán Hans Langsdorff- se quedó en Argentina y formó aquí su familia.
Sander trabajó primero en una compañía de electricidad de Buenos Aires hasta que un día conoció a Gerda, de quien se enamoró. Así y todo, en un momento decidió regresar a Alemania, pero su joven novia lo quería de regreso y le costeó el pasaje de vuelta. “Yo le pagué el ticket para que se volviera; estuve trabajando en una librería, y durante diez meses fui a pagar la cuota del pasaje”, recuerda Gerda, mirándome con unos imponentes ojos azules.

¿Cómo llegaron a Villa General Belgrano?  Un día Fritz tuvo problemas respiratorios y el médico le recomendó que se buscaran un lugar en Córdoba.
En la ciudad del OktoberFest, el alemán tenía al menos 15 compañeros y de los Speemann –como se conoce a los marinos del Graf Spee hoy sólo queda uno, él.

 

Recuerdos por doquier

 

Traspaso la puerta de su cálido domicilio. Los cuadros, las fotos y los recuerdos le dan un marco casi barroco al hogar.
El español de Fritz no es muy bueno, es Gerda quien me advierte que le cuestan algunas palabras, “por eso yo me pongo cerca, por si se le olvida algo,” aclara la mujer y se sienta a la mesa junto a nosotros.
Inmediatamente la mujer toma la delantera preguntándome sobre qué pienso hablar con Fritz. “Sucede que ya vinieron varias veces y le hicieron preguntas capciosas, lo único que les interesaba saber es si había algún nazi acá en el pueblo,” reprocha la mujer.
A esa altura ya tenía en claro que la entrevista no iba a ser sólo con Fritz Sander, sino también con su mujer, quien indudablemente tenía mucho que contar. A ella me dirijo para abrir la entrevista.

En muchas ocasiones se ha hecho alusión a los nazis cuando se habla de Villa General Belgrano…
“Si”, contesta la mujer, pero agrega con tono desafiante: “Los nazis… ¿cuántos años pueden tener? ¡Por favor!.. ¿Noventa años? Ya no hay. Habrá habido, pero yo no conozco a ninguno”.
De todos modos la idea de esta entrevista no era salir a cazar nazis, sino obtener información de primera mano, de lo que significó para un marinero alemán (sobre)vivir en aquellos años, en aquel barco insignia, en aquel cacho de historia escrita por el bando ganador. Y como sugiere Lito Nebbia, “eso quiere decir que hay otra historia”. Estoy frente a una de ellas, la de Fritz Sander.
Fritz mira a su mujer y parece impacientarse un poco, de modo que acelero el trámite, y ante mi primera pregunta me veo sorprendido por la memoria y lucidez del ex marino.

¿En qué año llegó a Argentina?
Llegamos el 18 de diciembre del 1939.

¿Qué edad tenía usted en ese momento?
Veinte, pero la mayoría de mis compañeros tenían dieciocho.
Gerda, interrumpe la entrevista -que ya parecía encaminarse- con un bocado que provoca la risa de todos, y el rubor de Fritz. “De joven se parecía a Brad Pitt”, asegura la mujer, apuntando su índice hacia un cuadro con una imagen juvenil de Fritz. (Sinceramente, no encontré ni un ápice de semblanza física con el “Principito hollywoodense”.
Pero la entrevista ya estaba en marcha y había mucho de qué hablar. Continuamos.

El Graf Spee había salido, en primera instancia a realizar otro tipo de tareas y de un día para el otro les dieron la orden de hundir barcos mercantes…
-Si-, contesta Fritz Sander. “Nosotros salimos de Alemania el 21 de agosto de 1939.”

Todavía no se había declarado la guerra.
No. Inglaterra y Francia nos declararon la guerra el 3 de septiembre y nosotros ese mes ya estábamos en el Atlántico Sur. Esperamos hasta el 20 de septiembre, porque Alemania ofreció dos o tres veces la paz, pero ellos se negaron y justamente el 27 de ese mes, recibimos la orden de comenzar con el hundimiento de barcos de carga.

¿Cuál fue la primera acción que realizaron?
El 27 de setiembre hundimos el primer buque inglés enfrente de Pernambuco, en Brasil. El segundo hundimiento fue un mercante inglés, pero ya en la ruta del Atlántico Norte. Estos hundimientos causaron mucha inquietud en los ingleses, ya que en muy poco tiempo el Graf Spee se había trasladado de una punta a otra.
Luego de eso, en noviembre nos encontrábamos en el Océano índico y hundimos un petrolero frente a la costa de África Oriental. De ahí retornamos al Atlántico por el Cabo de Buena Esperanza. Y en esa ruta hacia Freetown, hundimos tres buques más.

¿Es en ese momento cuando nació el mito del Graf Spee como barco fantasma?
Si, los ingleses nos buscaban con buques y cruceros, nos perseguían para restarnos presencia en el Mar índico, esa era la idea de ellos.

Se sabe que era un barco moderno para la época…
Era el más moderno, por eso la orden que venía de Inglaterra era destruir la nave, que era muy sofisticada. Pero durante la última batalla sufrimos daños en la estructura, hubo 20 impactos que causaron 56 muertos. Si bien los daños eran menores, había mermado nuestra provisión de municiones. Finalmente, en esas condiciones, nos dirigimos al Río de la Plata y entramos al puerto de Montevideo.

Montevideo era un lugar neutral en teoría… ¿lo podían reparar ahí?
En teoría sí, por eso nos dirigimos ahí. Los uruguayos avisaron que no iban a colaborar, nos daban 72 horas para reparar el buque, pero debido al daño producido necesitábamos al menos una semana.

Y en ese momento tomaron la decisión de hundirlo…
Si, luego de la última batalla hubo una veda y posteriormente el buque fue hundido.

¿Pudieron escuchar la explosión del barco?
Si fue una sensación muy fea, aunque nosotros sabíamos que iba a suceder. Es como si te quemaran la casa.

¿Es posible que el barco sea reflotado en alguna oportunidad?
¿Vos conoces el delta? El piso del Río de la plata es barro, es chicle, vas y te hundís. No se puede.

 

El nazismo, un tabú


¿Le molesta que le hablen del nazismo?
Yo cuento lo que he vivido. Yo trabajaba en una fábrica en Buenos Aires donde éramos todos alemanes y por eso creían que yo tenía conexiones con uno, con otro, con el que construyó el (avión) Pulqui, y a ese avión sólo lo vi en Palermo, cuando pasó volando, pero no tengo ningún contacto.

En el caso del Graf Spee, al ser un barco oficial al mando de un gobierno nazi, genera la posibilidad de que -justificadamente o no -a todos los tripulantes se los pueda rotular de “soldados nazis”…
La oficialidad era nazi, puede ser, pero ellos (los soldados) no. Nosotros somos alemanes como cualquier otro.

 

Mar adentro

Fritz Sander vivió durante un año y tres meses en el Graf Spee. Para él ese período fue toda una vida, y los recuerdos lo invaden cotidianamente. Seguramente por eso, ante la pregunta de cómo eran sus jornadas en el barco, al alemán se le llenan de lágrimas los ojos. Atenta, su mujer da la respuesta que él seguramente está expresando con su mirada. “Su vida ahí era muy linda, él lo recuerda con mucho cariño”.

Me imagino que se forjaron muchas amistades…
-Y si-, prosigue la mujer. “Eran todos chicos jovencitos, había también mucho civiles, cocineros, de todo tipo de gente.”

¿Vivían con la idea de estar inmersos en un conflicto bélico, con miedo, o había momentos en que todo parecía normal?
“No. Teníamos mucha fortaleza,” contesta Fritz, ahora con un tono orgulloso, y agrega “jugábamos bastante en el barco, pero cada ocho horas teníamos que ir de guardia.”
De repente, en medio de la entrevista, en medio de tantos recuerdos y como si tuviera que cumplir con una promesa, Fritz Sander reflexiona con la mirada perdida en su verde patio. “Hay que mencionar al Capitán Hans Langsdorff, fue él quien salvó a la tripulación. En cuanto llegamos nos llevaron en un barco complementario, y cuando el capitán vio que todos los soldados estábamos a salvo en migraciones de Buenos Aires, se suicidó,” recuerda Fritz.

La alusión y toma de posición de Fritz respecto al capitán del buque no es un detalle menor, ya que el rol de Langsdorff en la batalla del Río de la Plata y el destino del Graf Spee, permaneció al menos difuso, y fue y es materia de controversia. Algunos historiadores lo han calificado como “una persona de primera clase, pero un guerrero sin imaginación”. De hecho, el Almirante Raeder dejó una marca negra en el registro de Langsdorff en escritos de posguerra, cuando lo critica por perder su barco atacando a tres cruceros simultáneamente. Otros en cambio han señalado que la evidencia muestra claramente que Langsdorff siguió estrictas órdenes, “atado” completamente a su deber, su obediencia, y su código personal de honor.
Sea visto como sea por parte de los historiadores, el comandante del Graf Spee fue y es recordado con admiración por una tripulación a la que salvó por completo.

Me retiro tras eludir una insistente invitación a almorzar. Fritz y Gerda, se van hacia el centro de la ciudad ya que en momentos tendrán una partida de Skat –un juego de cartas alemán-.
Mientras, en la tranquilidad de un pueblo que ha sabido acogerlos como hijos, imaginan y planean un inminente viaje de placer que los llevará como cada vez que pueden a su siempre añorada y nunca olvidada Alemania.

El secreto de sus cuerpos

Por Marcos Calligaris

Jesica Cirio, Iliana Calabró, Floppy Tesouro, Mónica Farro, Valeria Archimó y Adabel Guerrero cuentan cómo hacen para mantener la figura.

*Artículo publicado en el suplemento ‘Mujeres al día’ del diario Día a Día, el 31 de enero de 2009.

La Calabró dice que el cuerpo que tiene hoy es logrado a base de puro sacrificio, pero a la vez recomienda sonreír y mucho. La Cirio aconseja untar el cuerpo con crema de coco, la Archimó, más new age, dice que debemos concentrarnos en nuestros deseos, la Tesouro confiesa que no puede resistirse ante un asado o unas frutillas con crema… La Guerrero nos recuerda que hay que tomar agua y la Farro recomienda ejercicio y mucho sexo.
La mayoría de estas mujeres esculturales adjudica el cuerpo que carga a dos factores: la genética y mucho esfuerzo para mantenerlo. Las divas que ellas admiran y lo que hacen para estar esplendidas… para copiar y poner en práctica.

 

¿Cuál es tu arma principal para mantener la figura?

Jesica Cirio: cuidar mi cuerpo en mi centro de estética y tomar mucha agua.

Iliana Calabró: Hacer ejercicio físico es lo principal.

Floppy Tesouro: Comer sano.

Mónica Farro: Tratar de comer bien, ejercicio y mucho sexo.

Valeria Archimó: Comida sana y actividad física. Yo hago clases de baile y Pilates.

Adabel Guerrero: comer sano y hacer actividad física.

 

Si tuvieras que definir el origen de tu figura escultural actual. ¿Cuál es?

A- Pura genética. (Floppy Tesouro)

B- Por genética más mucho esfuerzo (Jesica Cirio, Mónica Farro, Valeria Archimó, Adabel Guerrero)

C- ¡Puro sacrificio! (Iliana Calabró)

 

Con respecto a la alimentación, ¿tenés algún alimento totalmente prohibido? ¿Ante qué plato no te podés resistir?

Jesica Cirio: las medialunas.

Iliana Calabró: el alcohol.

Floppy Tesouro: Ante el asado o las frutillas con crema.

Mónica Farro: Como de todo, igual bastante sano.

Valeria Archimó: no como frituras en general. Me encanta el asado y el helado de Sambayón.

Adabel Guerrero: No tengo nada prohibido. Lo que más me gusta es comer carne roja.

 

¿Hay alguna especie de cábala que te ayude a verte radiante?

Jesica Cirio: untar mi cuerpo con mucha crema de coco, hace que mi piel se vea bella.

Iliana Calabró: tener un excelente asesor de imagen, Mariano Caprarola

Floppy Tesouro: Lo que hace falta es quererse uno y cuidar el físico, no tengo cábalas para verme linda.

Mónica Farro: Sí, arriba del escenario.

Valeria Archimó: Tengo una cábala y es que antes de las funciones prendo una vela, pero nada tiene que ver con verme una diosa.

Adabel Guerrero: no hay cábalas.

 

Contanos al menos un secreto para transmitirlo a la mujer de casa…

Jesica Cirio: los electrodos

Iliana Calabró: sonreír mucho!!!

Floppy Tesouro: crema todas las noches antes de irme a dormir.

Mónica Farro: tomar mucha agua sin gas y usar muchas cremas.

Valeria Archimó: Tomar mucha agua, y no fijarse en el otro; concentrarse en una misma con sus deseos.

Adabel Guerrero: Tomar mucho líquido y comer poca harina.

 

¿Qué diva, actual o del pasado, es para una referencia a seguir?

Jesica Cirio: Susana Giménez y Susana Giménez

Iliana Calabró: Mirtha Legrand.

Floppy Tesouro: Susana Giménez.

Mónica Farro: Marilyn Monroe y Madonna.

Valeria Archimó: Madonna

Adabel Guerrero: Madonna

 

¿Cuál actividad física hacés y cuántas horas por semana?

Jesica Cirio: una vez por semana danza clásica y tres veces por semana, personal trainner.

Iliana Calabró: bailo y hago fitness cinco veces por semana

Floppy Tesouro: No hago ejercicio.

Mónica Farro: hago dos horas las veces que pueda y con un entrenador.

Valeria Archimó: Baile y Pilates. Con un maestro o entrenador.

Adabel Guerrero: Entreno para el trabajo que realizo en el momento. Siempre está vinculado a una actividad física como bailar o patinar.

Perfiles

Iliana Calabró

Argentina. Es casada y tiene dos hijos. Participó en la película Johnny Tolengo. Ganó “Cantando por un Sueño” en 2006. Hizo teatro, cine y  televisión.

Florencia Tesouro

Argentina. Fue premiada como la “Mejor Cola Reef 2007”. Participó de Gran Hermano 5. Estudia Periodismo.

Mónica Farro

Uruguaya. Fue conejita de Playboy. Participó de Bailando por un Sueño. Elegida Miss Playboy TV en 2004. Es modelo desde los 14 años. Realizó 30 comerciales.

Adabel Guerrero

Argentina. Bailarina y modelo. Participó de Bailando por un Sueño. Trabajó en programas de chimentos en televisión argentina.

Jesica Cirio

Argentina. Estudió danza clásica y teatro. Trabajó con las Trillizas de oro cuando tenía 10 años. Debutó en teatro en Carlos Paz en enero de 2004. Condujo Música total, por Canal Trece. Actuó en “No hay 2 sin 3”, por Canal 9.

Valeria Archimó

Argentina. Su verdadero apellido es Archimaut. Es bailarina profesional y coreógrafa. Comenzó a bailar a los 7 años. Trabajó con Tato Bores y Reina Reech.

El kirchnerismo y los convidados de piedra

Por Marcos Calligaris

El burlador de Sevilla y convidado de piedra es una obra de teatro, la primera que recogió el mito de Don Juan Tenorio, el personaje más universal del teatro español.

En la misma, Chris Loew-Blosser se encarga de personificar una leyenda sevillana que inspiró a Molière, Lorenzo da Ponte (autor del libreto de Don Giovanni de Mozart), Azorín, Marañón, Lord Byron, Pushkin y Zorrilla, entre otros exponentes –por qué no, de nuestra política nacional- .

Este personaje legendario es Don Juan Tenorio, un libertino que cree en la justicia divina (“no hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague”) pero que confía en que podrá arrepentirse y ser perdonado antes de comparecer ante Dios (¡Qué largo me lo fiáis!, afirma cada vez que es advertido sobre sus actos).

Mientras tanto Don Juan se encarga de seducir a cuanta mujer conoce, burlando a maridos por doquier, haciéndose pasar por duque, destruyendo alianzas, subyugando valores.

Acorralado y perseguido por maridos furibundos que burlados buscan venganza, Don Juan Tenorio debe ir por nuevos destinos permanentemente, abandonando su tierra natal hasta que un día decide regresar a Sevilla para gozar de “la más bella sevillana”, Ana de Ulloa. Para su desgracia es descubierto por el padre de ésta, Don Gonzalo de Ulloa, se enfrentan en un combate en el que Don Juan mata a Don Gonzalo y el burlador debe huir una vez más, esta vez en dirección a Lebrija, donde seguirá saciando su promiscua sed.

Pero el retorno es siempre una necesidad.

Un día Don Juan decide regresar a Sevilla donde se encuentra con la tumba de Don Gonzalo y se burla del difunto, invitándolo a cenar. Sin embargo, la estatua de éste llega a la cita (sí, un convidado de piedra) cuando realmente nadie esperaba que un alma fuera hacer cosa semejante.

Luego, el mismo Don Gonzalo invita a Don Juan a cenar a su capilla. Allí el Convidado, Don Gonzalo de Ulloa se venga y lo mata sin darle tiempo para el perdón de los pecados de su famosa frase “Tan largo me lo fiáis”.

 

La leyenda kirchnerista

Desde su ascensión al poder presidencial en 2003, con una estructura partidaria incipiente y fragmentada, Néstor Kirchner ha optado por cimentar su poder político a través de la cooptación de dirigentes, claro está, desde la comodidad que brinda estar sentado sobre la caja del Ejecutivo.

Así, con la subordinación maquillada con el eufemismo de la transversalidad primero y remozada como la Concertación Plural después, el ex presidente fue agrupando a una tropa de menesterosos gobernadores e intendentes a lo largo de todo el territorio nacional.

Probablemente el punto álgido de esta forma de hacer política fue aquel día que con Cristina Fernández decidieron cerrar la fórmula presidencial junto a Julio Cobos. ¿Qué mejor que un gobernador radical K para adornar la decorativa figura vicepresidencial?

Pasaron las elecciones de 2007 y -enroque presidencial de por medio- el gobierno matrimonial no dejó de operar, billetera mediante, cooptando a cuanto dirigente esté necesitado imperiosamente de la ayuda económica del Estado para garantizar la gobernabilidad de las empobrecidas provincias.

¿Cintura política o suicidio institucional? La historia lo juzgará.

Lo cierto es que el gobierno kirchnerista juega con fuego al relacionarse sólo con dirigentes atraídos por la imperiosa necesidad de subsistir.

Un gobierno se hace fuerte cuando cuenta con aliados unidos por ideales, por valores. Estos son los que apoyan una gestión en las buenas y en las malas, convencidos de estar encaminados tras un objetivo compartido.

Kirchner no construye políticamente con ideas, su fortaleza reside en la bonanza económica del Estado. Si este no goza de buena salud, el gobierno está en problemas y los aliados dejan de serlo.

La primera gran advertencia para el gobierno de los Kirchner fue aquella victoria pírrica obtenida en la Cámara baja del Congreso.

El triunfo del oficialismo en Diputados, que aprobó por sólo 7 votos de diferencia y dio media sanción a la famosa 125/8, recuerda a Pirro de Epiro, aquel General helénico, uno de los grandes rivales de la República Romana en su expansión, quien habiendo ganado una dura batalla igual sufrió una importante baja en su ejército. “Otra victoria como ésta y estaré vencido!”, fue la frase que eternizó el general.

Al igual que Pirro de Epiro, el matrimonio presidencial sabía que la batalla en el Senado no iba a ser fácil, lo que nunca debió haber imaginado es que aquel histórico empate iba concluir con voto “no positivo” sentenciado por el mismísimo vicepresidente, el convidado de piedra.

La presidenta de la Nación y Néstor Kirchner se olvidaron que muchos de los que hoy integran la Concertación lo hacen por necesidad netamente económica, una necesidad maniquea que el mismo gobierno generó, avasallando las estructuras partidarias, ninguneando valores políticos.

Sin embargo sólo ha sabido generar alianzas con una billetera gruesa, sin una plataforma clara y de no haber un cambio de actitud, esta forma de hacer política sólo puede ser sostenida mientras la bonanza de la economía se lo permita.

A sólo meses de las elecciones legislativas de 2009, que serán una bisagra en la gestión de Cristina, el gobierno kirchnerista continúa burlando a la oposición al mejor estilo Don Juan Tenorio, seguramente convencido de que la economía se los fiará tan lejos.

Pero debe ser prudente, porque por la Casa Rosada no dejan de marchar convidados de piedra, quienes como Julio Cobos, pueden llegar a rebelarse el día menos pensado.

La interminable María Fernanda Callejón

Por Marcos Calligaris

Debutó en una revista porteña a los 18 años y no paró más.
Vedette, actriz, mujer Playboy, cuerpo de almanaque.
Se trata de María Fernanda Callejón, figura indiscutida de la farándula nacional, quien recientemente volvió a los primeros planos del rating en el exitoso ciclo (re)generador de figuras de Marcelo Tinelli, Bailando por un sueño.

Su carrera se forjó en Buenos Aires, donde reside desde hace 25 años. Allí en la gran metrópoli actuó en teatro, cine, televisión y logró una destacada notoriedad en los ’90, fama que se vio acrecentada con el mediático noviazgo que la unió con el entonces inseparable representante de Maradona, Guillermo Coppola.

Pero “La  Callejón” es más cordobesa que el alfajor, nació “en plena cañada, en la Clínica Chutro”, -confiesa con tono orgulloso- y transcurrió su infancia y adolescencia en Villa Carlos Paz.

Fernanda empezó a tomar clases de teatro desde chica. “Nunca me imaginé que iba a empezar como vedette. Entré por ese lado, me divirtió, me fue bien”, agrega.

Hoy a los 42 años, la cordobesa volvió a estar la primera plana y en una extensa entrevista nos cuenta todo acerca de su vida, de sus planes.

¿Por qué decidiste emigrar a Buenos Aires?

Quería venir a estudiar a teatro Buenos Aires, si bien ya lo hacía en Córdoba, tenía la idea de venir a trabajar como actriz y me mandé con la poca plata que tenía ahorrada. Cuando llegué, fui a buscar un material a la Editorial Perfil y me encontré con un bailarín de Moría Casán y me comentó que había audiciones. Así fue que llegué al Teatro Tabarís, audicioné y quedé. Después me enteré que iba a trabajar en una revista y así fue como empecé.

¿Tenías la certeza de que tu futuro estaba allá?

En aquel entonces no pensé que las cosas se me iban a dar tan rápido. No fue fácil para una cordobesa venir acá a los 18 años, sin mis padres. Además recién me separaba, me había casado muy joven. Mis viejos y mis amigos me decían “estás loca”, pero uno tiene una intuición, una vocación. Y también juega un poco el factor suerte y también depende de lo que vos provoqués, uno es parte de su propio destino.

¿Cómo recordás tu vida en Carlos Paz?

En Carlos Paz hice la primaria y la secundaria a la vez que estudiaba, y en el verano hacía todo lo que podía para juntar plata para estudiar. Hice de todo un poco, fui moza, trabajé en una heladería, fui empleada en una zapatería de mi hermana y estuve trabajando en la boletería del Teatro del Sol durante mucho tiempo.

Fue una vida tranquila, de chica de pueblo, porque antes no era una ciudad tan grande.

Actuaste en  cine, teatro, revistas… ¿qué es lo que más disfrutaste?

Disfruté todo el recorrido, fueron 15 años como vedette, y yo nunca en mi vida me imaginé ser vedette. Después de que debuté con Moria, empecé a trabajar con Porcel en televisión y no paré de hacer revista con Hugo y Gerardo Sofovich. Nunca me privé de hacer nada, ni cortometrajes, ni largos. Y cuando dejé las plumas, tenía otro desafío, el de venderme como actriz y que me crean lo que estaba haciendo.

¿Estuviste sin trabajo en algún momento?

Sí, pero muy poco tiempo. Luego de hacer la novela Enamorarte, con Celeste Cid y Emanuel Ortega, hubo un bache bastante largo, aunque nunca llegó al año, pero siempre estuve haciendo algo, un corto, escribiendo algún guión, o haciendo deporte.

¿Vivís con la presión de tener que estar siempre diva?

No, yo soy bastante relajada en ese aspecto. No soy diva para nada. Me parece que  las divas tienen como otro halo, otro estilo. No te voy a negar que viví muchos años del cuerpo, de la imagen y en esos momentos no estaba tan relajada.  Luego con la actuación me relajé un poco.

¿A quién considerás tu gran maestro?

Mi gran maestro fue Jorge Guinzburg, pero aprendí de todos, de Hugo y Gerardo Sofovich, de Arnaldo André, de Emilio Disi. En la actuación puedo nombrar a Oscar Martínez, Jorge Marrale, Cecila Roth, con cada uno aprendí algo.

¿Con quién tenés pendiente trabajar?

Quedan muchas asignaturas pendientes y cosas por hacer, por lo menos yo soy bastante camaleónica en mi laburo, me gusta hacer de todo. Creo que me falta trabajar con un montón de gente, me gustaría que me dirija Moria, o hacer teatro con Damián de Santo, que es un actor increíble. También me gustaría hacer un musical…

Seguramente ya debés tener algo armado…

No. Ahora con mi novio -Adrián Caetano- que es director de cine, estamos armando un programa de televisión en  canal 7. También estoy leyendo una película para hacer el año que viene, y tengo algunas propuestas de teatro que quiero evaluar.

 

Bailando de la mano Marcelo Tinelli

Desde que Marcelo Tinelli inauguró el ciclo de Bailando por un sueño, un verdadero vendaval de artistas inundó la pantalla de los argentinos. Algunos personajes eran poco conocidos, algunos eran consagrados, y otros como María Fernanda Callejón, volvieron de un letargo mediático. Todos gozaron de buen rating, y todos compartieron y comparten la competencia en nombre de alguna causa noble.

Fernanda quedó particularmente marcada a fuego por su lucha en nombre de la  Fundación DebRA Argentina, la cual ayuda a los niños con “piel de cristal”, nombre con el que también se denomina a la Epidermólisis Bullosa, una enfermedad congénita incurable, caracterizada por la fragilidad de la piel que tiende a lastimarse e infectarse en forma permanente.

¿Quedaste bastante enchanchada con la causa del sueño?

Me quedé muy enganchada a nivel humano. Yo sabía que iba a bailar por un sueño, conocí esa gente y me pareció que necesitaban mucho de nuestra ayuda. Imagino que si les puedo dar una mano diciendo unas palabras o poniendo mi cara, lo voy a hacer. Logramos un montón de cosas, creo que nadie conocía esa enfermedad y me gustó ser útil en su difusión.

¿Cómo es la trastienda del show de Tinelli?

Marcelo es un número uno, hace cinco años que tiene un producto que es increíble.

Y la trastienda del programa es muy adrenalítica porque cada performance que preparás es un estreno. Es un escenario donde las veces que vas en vivo es realmente en vivo, y cuando va grabado es un “falso vivo” muy bien logrado por toda la producción.

El certamen tiene todos los tintes que le gustan a la gente, y el formato se vive de una forma muy personal, cada uno lo vive como quiere y hay que estar muy pendiente del juego que te propone Marcelo.

¿La competencia entre las parejas de baile es real o armada?

Hay de todo. La competencia se va sintiendo más fuerte cuando van quedando cada vez menos parejas. Pero no es una competencia feroz, hay mucha gente  ahí y cada uno tiene su perfil muy definido. Yo sentí que con quien más competía era conmigo misma, porque no soy bailarina profesional y el desafío era encontrarme con la danza, poder armar una coreografía en tres días y dar un show de semejante magnitud.

¿Tenés una posibilidad concreta de volver a Bailando?

Hay un repechaje y la verdad que me gustaría volver, pero no sé en qué condiciones voy a estar contractualmente hablando.

¿Quién creés que va a ganar el certamen?

No sé, no tengo ningún presentimiento, porque todo puede ser ahí dentro.

¿Es real que el voto de la gente define?

Yo quiero creer que sí. A mí me sorprendió mucho ir a la votación telefónica con (Serafín) Zubiri, pero en el buen sentido. Él es una persona que recién están conociendo acá, un ejemplo de vida, un gran luchador. Me ganó por cuatro votos de diferencia. Uno hace lo que tiene que hacer y el veredicto fue ese, no hay que preguntarse demasiadas cosas.

En definitiva, tuviste un nivel altísimo de exposición durante tu participación en el programa…

Si, creo que fue el más alto que tuve en toda mi carrera. Además todos los programas viven de Show Match y están levantando todo lo que pasa ahí.

Chica Playboy a los 42

Pocas mujeres pueden jactarse de ser cinco veces portada de Playboy. Gracias a un físico privilegiado, María Fernanda Callejón volvió a mostrarse desnuda en la “edición argentina de la revista de entretenimiento para adultos más conocida del mundo”. Ella lo disfruta como un homenaje de despedida.

Con cinco tapas para Playboy en tu haber, ¿qué significa para vos que te hayan llamado para posar en esta etapa de tu vida?

No es para nada poco. Me encantó volver. La idea me generó cariño, la tapa dice “Icono nacional” y lo tomé como un homenaje. Además esta vez lo hice desde otro lugar, fue muy divertido y lo pude disfrutar un montón.

Declaraste que era la última vez que posabas desnuda, ¿te tenemos que creer?

Yo creo que ya está, no quiero decir que con esto ya bajé los brazos, pero de alguna manera esa tapa de Playboy fue la última porque me eternizó. Creo fue una buena forma de despedirme. Igual seguirán viendo mis desnudos de películas, en otras cosas.

Me decís que no te sentís diva, ¿quiénes son las divas argentinas?

Mirta, Susana y Moria, nadie más. Quizás Nacha Guevara.

¿Qué diferencia hay entre las vedettes de tu generación y las que surgen hoy?

La diferencia es la época, cambian los tiempos, las modas, los gustos. En la época que yo era vedette había como una escuela, otros códigos. Ahora ay muchas pululando por la vida y no sabés lo que quieren ser, si  modelos, actrices, vedettes. Lo que critico en general es esa ola mediática que hace a veces que el personaje se termine comiendo a la persona.

¿Creés que es más fácil el éxito ahora que antes?

No, siempre fue igual.

El noviazgo con Guillermo Coppola marcó tu nombre a fuego en los ’90…

Me estás hablando de la prehistoria.

Pero hoy a la distancia, ¿cómo ves aquella época?

Si tuviera que evaluarlo junto a todo lo que me pasó en mi carrera, fue uno de los momentos en que más expuesta estuve y la verdad que no tenía muchas ganas. Eso no tenía nada que ver con mi carrera. Hoy tengo un presente tan diferente, que Coppola me parece una palabra anecdótica.

¿Tenés amigos en el ambiente?

Si, bastantes después de 24 años de carrera. Soy bastante amiguera. Mi gran amiga es Cecilia Roth.

¿Soñás con la maternidad?

En algún momento lo viví como algo pendiente, pero seré madre cuando tenga que ser. No lo busco ansiosamente como en otro momento.

Son días agitados para María Fernanda. Ya no es aquella vedette de los ’90, aunque su figura se mantiene inmaculada.

Son días en que seguramente llueven las propuestas y ella escogerá decididamente, como aquella chica de 18 años que dejó su ciudad para triunfar en Buenos Aires.

El Ping Pong de María Fernanda Callejón

Gerardo Sofovich: El gran productor
Marcelo Tinelli: Un pibe de barrio que supo ver. Un visionario.
Horacio Fontova: Un negro querido, culto. Un gran artista.
Susana Giménez: La diva máxima. Un personaje que siempre voy a amar.
Carmen Barbieri: Una gran artista que le costó mucho llegar a donde está.
Moria Casán: Lo más.
Wanda Nara: Qué nombre… no me inspira nada, no sé cómo definirla.
Karina Jelinek: Divertida. Una chica que juega mucho con su ingenuidad.
Cristina Fernández de Kirchner: Una mujer que todavía tiene que demostrar mucho para que yo le crea que es mi presidenta.
Un referente: Jorge Guinzburg, Norma Pons, Susana Brunetti. De alguna manera, Moria Casan.
Un lugar en el mundo: Donde estoy.
Un tipo de música: Ahora estoy escuchando Amy Winehouse. Soy bastante variada con la música.

El señor de los vinos

Entrevista a Lalo Freyre, periodista,  cultor de la enología
Por Marcos Calligaris

Eduardo Lalo Freyre es, junto a Jorge Cuadrado, uno de los conductores de Telenoche, el exitoso noticiero que se emite por canal 12. También se encarga de animar la “primera mañana” de la radio en Mitre 810 junto a Jorge Martínez en “Aquí Petete”.
Sin embargo las actividades de este reconocido periodista no terminan ahí. Amante de la enología, desde hace años Lalo viene perfilándose como promotor de la cultura del vino en Córdoba. En algún momento que le deja su cargada labor periodística, Freyre se pone al frente de Dvino, un reducto único en su tipo que suma una distribuidora, una vinoteca y un bar de vinos donde se realizan muchos de los eventos que esta bebida convoca en la provincia mediterránea.
La pasión por el vino no la heredó, fueron sus años de estudiante universitario, los viajes, y “los últimos años de la bohemia periodística” de Córdoba, hechos que lo acercaron a este mundo. “Hicimos muchos cursos, nuestro fuerte es la representación, hacemos dos ferias del vino al año, un salón del vino –que es más diverso en bodegas- y una feria de vinos de alta gama”, comienza despachándose el periodista.
Copa de vino de por medio, y con un lenguaje propio de un enólogo de toda la vida, Lalo Freyre nos cuenta acerca de su pasión y de la explosión del vino en nuestro país.

El boom del vino en Argentina es relativamente reciente…

Convengamos que Argentina comienza a ponerse interesante para los curiosos del vino a partir de la segunda mitad de la década del ’80, y creo que el fenómeno termina de explotar con la apertura de la economía, eso ya más sobre los ’90. Antes había un puñado de marcas famosas y eso se fue abriendo. Luego de Mendoza, que era lo tradicional, se le empieza a sumar Salta y comienzan a aparecer los vinos de la Patagonia, también se animan los sanjuaninos, catamarqueños y los riojanos. Hoy te diría que hasta en La Pampa hay viñedos.

¿Cómo nace el desarrollo de la vid en Argentina?

El primer desarrollo importante evidentemente lo traen los jesuitas en la zona de Colonia Caroya, en esa Estancia. Allí empiezan a cultivar la vid con la que se hacía el famoso ‘Lagrimilla’, que es el vino que terminan llevando después a España y que actualmente siguen cultivando los propietarios de La Caroyense.
Luego también tiene un fuerte impulso esta actividad en nuestro país con Sarmiento, quien trae de Chile los primero maestros, agricultores, que empiezan a enseñar y a difundir el cultivo de la vid.
Argentina tiene entonces un desarrollo de mucho tiempo, en diferentes etapas, hasta que hoy estamos exportando vino y haciéndonos muy conocidos en el mundo por los Malbec que hacemos.

¿Por qué el Malbec era considerado un vino malo en otras tierras?

En francés, la palabra Malbec significa “mal pico”, era un vino que se usaba para cortar, para ponerle color a otros y cuando lo trajeron aquí se adaptó maravillosamente bien. De cualquier manera hoy se cultiva Malbec en otros países y son vinos aceptables, quizás no tienen la expresividad que tienen aquí, pero nadie hace vinos malos.

¿Un buen vino sigue dependiendo de la calidad del terroir?

Cuando uno habla del terroir, habla del suelo, del clima, de todo el conjunto de aspectos que intervienen en un ambiente, incluido el humano. Hoy, con todo el aporte de la tecnología, el riego y en algunos casos el tratamiento de la viña, se hacen vinos en muchos lugares. En Córdoba hay en este momento un viñedo en producción en Atos Pampa, a 1200 metros sobre el nivel del mar, con un régimen de lluvias completamente diferente al de Mendoza, más parecido al de Francia. En La Cumbrecita hay otro viñedo, tenés gente que cultiva en Ischilín, gente que hace vino en Deán Funes.

 

Apasionado por elección

Si bien hoy está totalmente compenetrado en el mundo del vino, Lalo Freyre no viene de una cuna de enólogos. Distintas circunstancias fueron conduciéndolo hasta su presente.

¿Cuál es tu relación personal con el vino? ¿Es herencia o elección?

No es heredado. Mi papá tenía un negocio de ramos generales, se dedicaba más a la venta de varillas, postes, alambres, tornillos, etc.
Siempre asocio (la elección) a dos aspectos. El primero, a la vida social universitaria, de conocer gente y juntarse a pasar buenos momentos. Luego, cuando empecé a trabajar en periodismo, a fines de la década del ‘70, todavía existía algo, la última época de la bohemia periodística. Había momentos luego de trabajar para juntarse a tomar una copa. Otro factor tiene que ver con la curiosidad por viajar, es inevitable que cuando vas a un lugar nuevo quieras probar los gustos y costumbres de cada lugar.

Dicen que las pasiones son difíciles de explicar. ¿Podrías explicar qué es lo que más te atrapa del vino?

Lo maravilloso del vino es, tomar un Malbec 2007 y descubrir que pasa por la boca y la boca queda limpia y produce una sensación agradable. Eso, en muy pocas partes del mundo se consigue. En Francia, nunca podrías tomar un vino cosecha 2007, los vinos se hacen de otra manera, para ser guardados, para que evolucionen y poder ser destapados quizás en los 4 ó 5 años siguientes.

¿A qué se debe que los vinos locales pueden disfrutarse tan tempranamente?

Se debe a las características del terruño. Aquí tenés que un fruto, el grano de uva, madura en unas determinadas condiciones, con un sol que en el día le da 30 grados aproximadamente y en las noches la temperatura puede bajar quizás a 10 grados. Esa amplitud térmica que va experimentando el grano, lleva a que todos los polifenoles, los azúcares, toda esa materia que extrae el enólogo cuando empieza a cosechar, hagan que ese producto sea fácilmente degustable en poco tiempo.

¿Hay un vino superior?

Si, uno podría hacer un cuadro de honor de los vinos argentinos. Diría que hay vinos emblemáticos y tiene que ver con la calidad del vino, no tanto con el precio, y con la opinión que despiertan en la gente. El primer vino en obtener una medalla de oro en el exterior fue el Nacari Torrontés, botella esmerilada, de La Rioja a principios de los ’80. El primer gran vino de guarda que se hizo, emblemático, fue el Malbec Estrella 1977 de Cavas de Weinert, que lo hizo un grande llamado Don Raúl de la Mota, quien vive actualmente y vendría a ser el padre de la enología moderna en Argentina. Luego hubo vinos famosos que empezaron a ser rodeados de otros de excelente calidad y la gente pudo compararlos. Hoy se pueden comparar un Catena Zapata, un Enzo Bianchi, o un Felipe Rutini, con vinos de la talla de Finca Los Nobles de Luigi Bosca, o Linda Flor, de Michel Rolland.

¿La relación de precios entre de estos vinos es importante?

Ahí ya estamos hablando de vinos que cuestan por encima de los 300 ó 400 pesos la botella y vos podés compararlos con vinos de 100 pesos. La gente hace ese razonamiento, “si este que tomé de 100 pesos me gustó tanto, y el que tomé de 400 me gustó también, me compro cuatro botellas del más económico”.

¿A la hora de tomar un vino nuevo, cuál es tu recomendación?

En mi caso, soy una persona que recomienda siempre tomar vinos rosados del año. No hay una cosa más placentera para cualquier paladar. Si vas a recibir a alguien, hacele probar una copa de vino rosado del año. Si le gustó, es probable que acompañe la comida con ese. Si el que recibís en casa es un entendido, quizás esté esperando una sorpresa para después.
Los vinos blancos, también tienen que ser del año, frescos.

¿Y qué sucede con ese viejo concepto de que cuando más añejo el vino, mejor?

En el caso de los tintos, se aplica esa recomendación. Pero a la persona que recién comienza en el mundo de los vinos, no se le puede decir “comprá la cosecha 2007 de este vino  y guardalo durante 5 años”, el tipo te va a decir “pará, recién empiezo, quiero aprender”.

¿Qué significado tiene abrir un vino que guardaste durante muchos años?

Por ahí abrimos un vino que tiene 12 ó 13 años y la verdad que es un momento memorable. En ese instante uno dice “¿cómo puede ser que esto esté vivo todavía?”. No te acordás ya dónde lo compraste, a cuánto lo pagaste. Todavía tiene vida y aromas increíbles.
Cuando uno toma vinos jóvenes, está imaginándose frutas, flores, pasas de uvas, compotas. Pero cuando uno toma vinos de guarda, el mismo vino quizás, pero que se ha evolucionado, uno ya tiene cosas indescifrables, hay notas que uno no las puede transcribir, bajarlas al papel. Solamente están ahí, en la sensación que producen.

¿Cambia algo entre las personas al momento de compartir una copa?

Lo que advierto con el momento que se genera en torno a una copa de vino, es que de pronto la relación humana es diferente, como que las barreras se levantan. No me preguntes por qué. Supongo que es como quien va a un recital y se encuentra con alguien que nunca se imaginó ver ahí y empieza a hablar de la banda, y se empiezan a enrollar con eso, me parece que es lo mismo. Compartimos esta pasión, este gusto y dejamos de lado si venimos de la industria, de la empresa, del campo o del gobierno.

 

Actividades paralelas

¿Es posible abstraerse del vértigo de mundo del periodismo para darle lugar a una actividad completamente distinta y no morir en el intento? Lalo Freyre lo ve como cuestiones complementarias.

¿Cómo te repartís el día?

Me levanto minutos antes de las 5 de la mañana, desayuno y leo el diario completo, y un rato antes de las 6 ya estoy en la radio. Trabajo hasta un poco después del mediodía, almuerzo, trato de hacer una siesta corta y cuando no tengo otros compromisos trato de correr un poco en el Parque de las Naciones. Luego a la tarde me doy una vuelta por el negocio. Afortunadamente tenemos un equipo joven que nos sigue casi desde el comienzo y han aprendido a cuidarnos las espaldas. Ya después de eso, me voy a para el Canal 12 para hacer Telenoche.

¿Creés que esta faceta de tu vida pueda llegar a contraponerse con tu actividad como periodista?

Mirá, yo trato de ir sobrio todas las noches al noticiero, lo cual me cuesta mucho… (Risas)
Trato siempre de no mezclar. El periodismo exige un grado de esfuerzo físico y mental de tiempo completo. Probablemente le dedico un 70 por ciento de mi tiempo al periodismo y el resto a lo otro. Lo que pasa es que la imagen pública, este don de la comunicación es lo que a lo mejor hace parecer esta historia del vino como rutilante y estelar. Es una facilidad que tiene uno de agregarle la técnica de la comunicación a algo tan atrapante como lo es el vino. Pero detrás de eso hay un empresario, y cualquier empresario que entrevistés te va a decir que no es una tarea sencilla hacer funcionar una empresa.

¿Qué otra cosa te apasiona como los vinos?

Me gusta mucho viajar, es una posibilidad hermosa de aprender desde todo punto de vista.

¿Hasta dónde puede dar esta actividad?

Probablemente algún día tengamos que desarrollar la venta a través del e-commerce. Es un proyecto que siempre tuvimos ahí, pendiente.

La marca ‘Lalo Freyre’, ¿para cuándo?

Me cuesta pensarlo como nombre propio. Por lo pronto me gusta más ayudar a alguien que quiera iniciar un emprendimiento y darle el aporte humilde de los conocimientos que tenemos.

Ping Pong de vinos según la ocasión

Para todos los días: Alta Vista Malbec Premium
Para el sábado al mediodía, picada de por medio: Jean Rivier Malbec Rose
Para acompañar una Bagna Cauda: Tocai Barrica
Para divagar sobre la existencia humana: Clos de los Siete, de Michel Rolland.
Para llevarle a un amigo que te invita a comer pastas y carnes: Punto Final Malbec.
Para un asado masivo con los compañeros de a secundaria: La Chamiza Polo Amateur.
Para un asado entre dos parejas: Me animo a empezar con algo más elemental para después agregar otros de mayor nivel, así salen hablando más del vino que de la comida.
Un Cabernet: Carmelo Patti.
Un vino memorable: Almaviva, de Concha y Toro, y el Alta Vista “Alto” Malbec.
Un vino que va a dar que hablar: Cuvelier Los Andes.

‘Petete’ Martínez: “No soy alguien inventado”

Entrevista a Jorge ‘Petete’ Martínez, periodista
Por Marcos Calligaris

No hay mucho tiempo que perder.
Jorge Martínez arranca todos los días a las 4 mañana, y luego del desayuno ya está listo para conducir “Aquí Petete”, el programa con el que en Radio Mitre ha logrado captar una considerable porción de la audiencia cordobesa.

Con 24 años de experiencia en la profesión, hoy Petete recuerda con orgullo cuando cubría partidos de la Primera “B” del fútbol de Córdoba para LV3, lo mismo que su paso por la gráfica o como notero de los SRT.

Hoy Petete se ha convertido en un referente del periodismo cordobés y en una de sus voces más influyentes.

Frontal e incisivo, su estilo periodístico le ha permitido sumar muchos adeptos, pero también le generó varios enemigos. “Algunos políticos no me quieren atender el teléfono”, asegura.

A los 43 años, Petete Martínez disfruta de un presente que lo tiene como uno de los protagonistas de la vida pública de Córdoba.

En un parate de su actividad diaria; en una profunda entrevista, el periodista no deja tema sin abordar.

¿Cómo surge ‘Petete’ Martínez periodista?

Vengo de una familia muy humilde, mi papá era operario de Renault y más que arrancar de cero, arranqué de menos diez. Desde que tenía 8 años se me puso en la cabeza que quería ser periodista y no me preguntes por qué, pero me fascinó siempre. Me imaginaba comentado lo que pasaba, comentando fútbol, siempre puesto en el rol de mirar cosas y relatarlas. Me imaginaba en la tele o en la radio desde ese rol.

¿Cuándo llegó tu primera experiencia periodística?

Yo arranqué a los 19 años en la vieja LV3. Empecé golpeando puertas, fui como una suerte de vendedor ambulante.

Primero había ido a golpear puertas a LV2, donde en ese momento estaba Víctor Brizuela. Lo esperé muchas tardes y un día me llevó caminando como seis cuadras desde la radio, me dijo que estudiara, que era difícil. Yo había cifrado muchas expectativas en ese encuentro.

No me di por vencido y empecé a hacer lo mismo en LV3, donde lo esperaba todas las tardes al Colorado Marquini, le sequé la cabeza (sic). “Mire Marquini, yo quisiera sumarme”, le decía.

Fue hasta que una vez me mandaron a buscar unos resultados, de la Primera “B” de Córdoba. Para mí era impresionante que me nombraran, que dijeran “Martínez trajo el resultado tal…”

Esas fueron las primeras experiencias y así empecé. Después de meses, de viajes a distintos pueblos a donde nadie quería ir, de mucho aprendizaje, de hacer vestuarios, empecé decir dos palabras, veinte palabras, y después anduve por todas las canchas del país durante ocho años.

Eso me ayudó mucho de por vida en la profesión, el hecho de ir bastante a Buenos Aires, de estar con muchos movileros, vestuaristas, ganar una nota sin dormirme, meter un micrófono primero, me dio una gimnasia.

¿Desde ese momento seguiste siempre en radio?

No, en un momento surgió la posibilidad de escribir para La Voz del Interior, entonces era cronista volante del diario y trabajé mucho tiempo escribiendo sobre deporte. Luego, en el año 92 me fui de LV3, con un retiro voluntario, en los mejores términos. En esos momentos ya estaban Rony y Mario en la radio, yo era jovencito y podría haber esperado, pero sentí que no iba a tener grandes oportunidades. Y no me arrepiento de haberme ido. Ahí le empecé a dedicar tiempo completo a Canal 12, donde se generó una suplencia y comencé a ser notero de El Informe Ya. A partir de ese momento nunca paré, empecé cuando tenía 19 años, ahora tengo 43, o sea que ya llevo 24 de profesión.

¿Cómo llegaste a los Multimedios SRT?

Cuando termina el ciclo de El Informe Ya, hubo como un parate y no tenía muchas responsabilidades dentro del Noticiero 12. En ese momento al Lagarto Guizzardi lo llamaron de Radio Universidad y él sugirió mi nombre. Fui varios años movilero del Lagarto, luego surgió la posibilidad de ser notero de Crónica 10, hasta que en el 2001 comencé a conducir el programa en la mañana. Me decían que no iba a andar como conductor, que yo era bueno como cronista, supongo que lo hacían por miedo, o por celos. Yo me sentía capaz. Con el paso del tiempo digo “qué bueno que hice toda la escalera y con mucho tiempo”, porque cuando me llegó una oportunidad, estaba bien fogueado. No fui alguien inventado, producto del marketing.

¿Y fueron esos once años en los SRT los que hicieron que Radio Mitre te buscara?

Yo ni sabía que se estaba armando lo de Mitre y un día me llamaron, me sorprendieron. Porque si en los SRT ya tenía problemas por decir las cosas, por mi estilo muy frontal, no me imaginaba en Mitre. Me preguntaba si ahí me bancarían, si encajaría mi manera de hacer periodismo, y la verdad que no he tenido ningún problema.

Hoy tu nombre desde Mitre suena fuerte,  ¿A qué se debe?

La personalidad juega, la manera de hacer periodismo, la necesidad que tiene la gente de sentirse representada y ve canalizada sus expectativas en la manera que uno tiene de trabajar. La gente te da la confianza de que todos los días te le metas en la casa, los despiertes, los informes. Pero también la gente te critica y te cuestiona cosas. El hecho de opinar y de exponerte también genera un desgaste. Yo en todos estos años no he sido un equilibrista, y siempre digo que el periodismo no es aséptico. La gente, cuando le cae bien algo que vos decís, dice “me gusta porque usted es muy objetivo” y no es así, porque uno no es objetivo, cuando opina es subjetivo. Entonces cuando no coinciden con vos, te dicen “usted es muy subjetivo”.

La frontalidad, ¿es una pose, parte de tu carácter o de tu estilo periodístico?

Creo que las dos cosas van atadas. Por ahí alguien despectivamente dice “es un personaje”, pero yo no me pongo un disfraz para hacer el programa, me nace genuinamente, de hecho a mi estilo no se lo copié a nadie.

También tiene que ver con quién te la agarrás al aire…

Los que hacen de esto un personaje por ahí descargan su ira con algún concejalucho, o critican a Menem, a Cavallo, que hoy ya no tienen poder. Te jugás más cuando opinás de los que tienen poder y de los que están cerca, los del pago chico. Hacer editoriales de Saddam Hussein o de Bush es muy fácil.

Yo no me ensaño con un débil, pero sí cuando tengo que discutir me encanta re-preguntar, debido a esto hay muchos políticos que no me atienden el teléfono, o intentan pactar una nota.

¿Existe el periodismo independiente?

Después de los años que llevo de carrera, de haber hecho un camino lleno de piedras, con muchos inconvenientes, amenazas de despido, suspensiones y querellas de por medio, creo haber desarrollado en toda mi carrera un periodismo independiente, honesto. Puede que no sea brillante, que sea con defectos, incluso con defectos de formación, pero siempre me he puesto como objetivo central eso. Y he dicho cosas cuando me han dicho que no las diga, cuando me han sugerido que no porque podía dificultar la pauta publicitaria del gobierno.

¿De qué trabajo es el que más te enorgullecés?

No te podría decir uno. He tenido muchas satisfacciones personales, como coberturas de elecciones de España, donde he ido y de pecho he hablado con Felipe Gonzáles, con José María Aznar; la cobertura del asesinato por parte de la ETA, de Miguel Ángel Blanco, el concejal del PP del País Vasco; la visita del Papa a Cuba en 1998, cuando hablé con la hija del Che Guevara y conté cómo vivían los cubanos; un documental que hice en Nicaragua, o una nota en la selva con Evo Morales cuando era un sindicalista de los cocaleros y se le salía el dedo gordo por los mocasines.

También hubo coberturas de cuestiones locales y cotidianas en las cuales uno dice “en un momento de la historia dije lo que tenía que decir, estuve parado donde tenía que estar.”

¿Y de qué te arrepentís?

Qué linda pregunta. De los pasos que di en la profesión no me arrepiento de ninguno. Cuando me he arrepentido de algo, o cuando he cometido algún exceso con alguien, me he disculpado.

¿A qué le tenés miedo?

A la muerte. Le tengo miedo por no poder ver el crecimiento de mis hijos, tengo dos nenas muy chiquitas y por ahí siento que empecé muy tarde con esto de la paternidad. Le tengo miedo a la pérdida de mis afectos, de mis seres queridos. Lo demás es circunstancial. De esas cosas no se vuelve.

¿Sos creyente?

Sí, pero creo en muy pocos curas, creo muy poco en los intermediarios entre Dios y el hombre.

¿Qué es lo que más disfrutás de ser vos?

El trabajo. El hecho de sentarme cada día ahí, de esperar el programa con ganas todos los días, que me avisen los productores que tienen tal nota en línea, el hecho de hacer una buena cobertura. Soy un apasionado de la profesión. Disfruto del reconocimiento de la gente en la calle y no me la creo, sé que no estás dos días y la gente se olvida de vos.

¿Cuál es tu cable a tierra?

Tengo un grupo de amigos que lo sostengo desde la primaria, son los amigos de toda la vida. Después de viejos, nos anotamos en un campeonato de veteranos y vamos a jugar todos los sábados. Disfruto mucho esos momentos. Así que el cable a tierra es ese, el asadito y vino con los amigos, la familia, algún paseo por las sierras, la lectura.

 

Desde Radio Mitre como alternativa

Desde que Mitre desembarcó en Córdoba en 2006, se desató una verdadera guerra publicitaria entre la radio líder del mercado cordobés, Cadena 3 y la emisora que pretendía “arrebatarle” una porción de mercado. Hoy Cadena 3 sigue siendo un claro dominador, pero desde Radio Mitre afirman estar conformes con el porcentaje de audiencia obtenido.

¿Cómo ves a la competencia entre Cadena 3 y Mitre?

Evidentemente en Cadena 3 hay gente como Mario Pereyra y Rony Vargas que han hecho de eso una gran empresa, y te pueden gustar o no, pero son profesionales ciento por ciento. Yo lo he visto a Rony pelear una nota con chicos que recién empiezan, y los ves trabajar el primero de enero, cuando nadie quiere trabajar… Eso va más allá del dinero, hay un fuego, una pasión. Estamos hablando de un medio que durante muchos años no ha tenido una competencia seria, fuerte, pero eso no desmerece el éxito de Cadena 3.

¿Mitre es ahora una competencia fuerte?

Pienso que Mitre ha permitido una alternativa radial, nadie pensó que de un día para otro Mitre iba a ser más escuchada que Cadena 3, pero creo que la gente hoy tiene para elegir.

Me parece que son bienvenidas las alternativas, yo sé que hay muchos colegas de Cadena 3 que se pusieron contentos cuando apareció Mitre, porque si no, no tenían dónde ir, ahora son más respetados donde trabajan, los cuidan y miman más. De hecho desde que llegó Mitre a Córdoba, se pagan mejores sueldos. Lamento que Universidad y LV2 estén tan bajo y no lo digo despectivamente, sería bueno hubiese más competencia y más radios en Córdoba.

A nivel publicitario, están en medio de una batalla, con ataques y contraataques…

Son estrategias de comunicación de las cuales los periodistas no formamos parte. Pero si Mitre no existiera –y hablo por mi horario- Cadena 3 no haría la publicidad que hace.

Mario Pereyra afirmó a este mismo periodista que ellos ya están pensando en “los rivales de Buenos Aires”…

Mario viene diciendo lo mismo de siempre “Nadie existe, somos sólo nosotros”, pero yo me doy cuenta que muchas veces hacemos una nota a la mañana, que no sale en ningún lado, y a los dos minutos ellos están tratando de llamar para hacerla. Nos escuchan y más allá de decir que no existimos, tienen en cuenta lo que hacemos.  Eso de que Pereyra no tiene en cuenta nada, no es cierto. Él la hace bien, onda Chilavert, “después de mí, no hay nada”. Pero es un gran profesional y va a quedar en la historia de la radio.

No obstante, yo no me levanto cada día pensando en si nos escuchan o no, trato de hacer un buen programa para que la gente me escuche.

“La políticos subestiman a la gente”

Sintonizar radio Mitre a la madrugada suele ser sinónimo de encontrarse con un Petete Martínez enredado en alguna discusión con algún dirigente político. La política lo atrae a Martínez, para analizarla, para preguntar y repreguntar y su estilo y trayectoria le han dado voz para examinarla al aire.

¿Qué análisis hacés de la coyuntura política actual a nivel nacional y local?

Me parece que los Kirchner han desorientado inclusive a gente que los votó y que creyó en ellos. Se vendieron como un espacio progre, inclusive tomando parte del Justicialismo y captando un espacio progresista de centro izquierda, y hoy los veo abrazados con D’Elía, con Moyano, con los gordos de la CGT y me pregunto “¿Qué tiene de progresista este gobierno?” Lo veo recostado sobre los estertores de lo que fue el PJ, lo veo intolerante, veo que no toleran el disenso, que todo el que no piensa igual es tildado de enemigo, y esa lógica de la confrontación permanente me preocupa. Le quita previsibilidad al país.

A nivel provincial también veo con preocupación la cosa, porque el parate del campo ha frenado todo.

Cuando pasan estas cosas uno dice “Uh, la pucha…este país”, pero la verdad que lo extraño es la estabilidad ¿Cuánto duran los períodos de estabilidad?

¿Qué es lo que más te molesta de los políticos?

Odio la mediocridad y fundamentalmente detesto la manera en que subestiman a la gente. Tipos que hoy te dicen una cosa y a los veinte días te dicen otra distinta. Creo que subestiman a la gente y lo van a poder seguir haciendo durante muchísimo tiempo. Esta cantidad de chantas que pululan, van a gozar de buena salud política en la medida en que siga faltando educación y siga habiendo existencialismo, bolsones y punteros políticos.

¿Te tentaron alguna vez para hacer política?

Alguna vez me hicieron algún comentario… yo la verdad que me morí de risa. Jamás me prestaría a eso, creo que no duraría ni un minuto ahí, termino a las trompadas.

Claro, llano, simple y sin vueltas. Petete Martínez se retira a pensar lo que será un nuevo programa. La realidad nacional le da letra, pero fundamentalmente él es un amante y fanático de su profesión, y cuando de comunicar se trata, no hay mucho tiempo que perder.

 

Ping Pong

Mario Pereyra: Un exitoso showman de la radio.

Rebeca Bortoletto: Un muy buena profesional.

La Voz del Interior: Desde 1904 a la fecha, es la Biblia de Córdoba.

Juan Schiaretti: Un político más

Daniel Giacomino: Un hombre desorientado

Luis Juez: Un tipo que explota su personaje.

Ramón Mestre: Está tratando de dejar de ser Ramoncito para ser Ramón.

Néstor Kirchner: Un hombre que no tolera el disenso.

Cristina Fernández de Kirchner: La continuidad de Néstor, pero más linda.

Una película: Las que tengan que ver con las pequeñas cosas de la vida.

Un tema musical: Soy santiagueño, de Peteco Carabajal.

Un libro: Noticia de un secuestro, de García Márquez.

Un deporte: Fútbol

Una bebida: Vino tinto.

Una frase: Vivir y disfrutar cada momento.

Un equipo: Huracán de Barrio La France.

Un periodista: Jorge Lanata

Un político: todavía no lo encontré

Un deseo: Dos, salud y felicidad.

La problemática inclusión laboral de los jóvenes

Por Marcos Calligaris

Como soporte al reciente IV Congreso Internacional “La Cultura del Trabajo e Inclusión Social de los Jóvenes”, organizado por la Fundación Inclusión Social Sustentable, Perspectivas Sociales realizó una investigación para intentar comprender el “paradigma de los más jóvenes” a la hora de su inclusión laboral.

Las consultas de esta investigación fueron dirigidas a encargados de la selección de personal de grandes empresas, pymes, consultoras en Recursos Humanos y arrojó algunos datos preocupantes que deberían ser tomados en cuenta.

Una vez consultadas las empresas más importantes de la ciudad de Córdoba, la investigación concluyó en que éstas se encuentran frente a un nuevo desafío: el de “comprender la nueva visión de mundo y la conformación cultural de los más jóvenes.”

Muchas de ellas manifestaron que las personas de este tramo etario “no ofrecen al mercado laboral cualidades propicias para su incorporación.” Y según los entrevistados, “el mercado laboral cordobés actual se enfrenta, como nunca antes en la historia, a un freno en el crecimiento, causado por la escasez de recursos humanos capacitados.”

Pero el problema que se plantea es recíproco, ya que al ser consultados sobre qué creen que los jóvenes buscan en sus empresas, la mayoría de los entrevistados no supo responder.

Este tipo de situaciones llevó a los investigadores a la conclusión de que “es muy poco lo que los responsables de la selección de personal saben acerca de lo que este segmento de trabajadores quiere y busca en ellas.”

 

¿Poca predisposición de los jóvenes?

Entre las respuestas obtenidas por dicha investigación se mencionan varios aspectos de “connotación negativa”. El concepto más recurrente es “que los jóvenes están siempre al acecho de una mejor propuesta, de nuevas ofertas de trabajo y de una búsqueda permanente y ‘facilista’ de mejora continua.”

Asimismo, el documento asegura que “el tomador de empleo cree que lo que los jóvenes buscan, es un puesto de trabajo que demande poco y pague mucho.” Es decir, sólo buscan un sueldo para poder consumir lo que quieran en tiempo y forma.

Consultados acerca del por qué la desocupación de los jóvenes entre 18 y 25 años de edad es mayor a las personas que están por encima a dicha franja de edad, se obtuvieron diferentes argumentaciones. Algunos entrevistados consideraron que la desocupación en los jóvenes se debe a que ellos mismos “son, piensan y sienten”. En este sentido, se describe al joven como un ser con valores distintos (a los de antes), con otras prioridades, con dificultades en lograr integración en la organización o empresa a la que pertenece.  “Son jóvenes con la idea incorporada del ‘facilismo’, en términos de trabajar poco, cobrar bien, sin hacer demasiado esfuerzo para realizar la tarea.

Por su parte algunos entrevistados manifestaron “que la desocupación se debe a una falla en los padres, en los maestros, en la enseñanza del significado de ‘responsabilidad’ y su implicancia. De la misma manera tampoco dudaron en depositar en el colectivo cultural, el origen y la causa de no compartir códigos, por falta de transmisión de los mismos. Es decir, piensan que no hay cultura de trabajo, que la de los ‘90, es una generación que no ha visto a sus padres trabajar por la gran desocupación que había, o que no les fue bien a pesar de su trabajo. “Entonces el hecho de mantener un empleo, el esfuerzo, el compromiso, están muy poco afianzados en ellos”

Siempre según esta investigación, algunos entrevistados sostuvieron que “la desocupación se debe a la pérdida de interés por frustración en los jóvenes al no conseguir lo que realmente quieren, al no conseguir el trabajo que ansían, la paga que esperan; factores que apuntan, según ellos, no a la irresponsabilidad del joven sino al desinterés generado por la frustración.”

 

Lo que busca el empleador

Con respecto al momento de la contratación de personal, el documento afirma que “el nivel de descreimiento sobre la utilidad práctica de la instrucción que reciben o han recibido los jóvenes de entre 18 y 25 años por parte de las instituciones de enseñanza formal es tan bajo, que en las búsquedas laborales, los responsables de la selección se concentran casi exclusivamente en aspectos actitudinales.”

Por último, a partir de las entrevistas se pudo establecer también que las empresas buscan a los jóvenes de entre 18 y 25 años de edad para ocupar cargos operativos, que no requieran de conocimientos específicos, ni de experiencia previa, ni que impliquen manejo de personal. Sólo en unos pocos casos se busca, o se cuenta entre las dotaciones actuales de personal, con personas de este rango de edad ocupando puestos de coordinadores de grupos de tareas como jefes o supervisores.

Algunas grandes empresas tienen además políticas de profesionales jóvenes, pero que generalmente afectan al tramo etario siguiente, de entre 26 y 30 años.

Evidentemente no es fácil conseguir trabajo entre los 18 y 25. Y las razones responden a variadas índoles. Será importante echar manos a la obra cuanto antes y prestar atención a las verdaderas necesidades de los más chicos para evitar el cada vez mayor nivel de insatisfacción.

Del drama a la risa

Entrevista a Emilio Disi, actor, humorista
Por Marcos Calligaris

Su nombre es Emilio Roberto Parada, pero todos lo conocen como Emilio Disi, un seudónimo que conlleva, inexorablemente, a la infinidad de comedias de tono subido que encabezó en el Tabarís, a programas de televisión como “Operación Ja Ja”, “Los hijos de López” o “Rompeportones”; a películas de culto como “Los Bañeros más locos del mundo”, “Brigada explosiva” o “Los extermineitors”, o a los sketches que realizó en el programa de Susana Giménez. Sin embargo, este maestro de un género muchas veces desvalorizado, comenzó su carrera haciendo clásicos de la mano del mismísimo Armando Discépolo en la Comedia Nacional. De hecho, los primeros pasos de Emilio Disi no tienen nada que ver con su presente laboral. Luego de su egreso del Conservatorio Nacional de Arte Dramático en 1962 la carrera del actor daría un cambio inesperado y no dejó de desarrollarse en ámbito del humor.

La entrevista con este ícono del humor comienza con una pregunta básica sobre sus comienzos como actor. Emilio Disi clava la vista en el horizonte, como buscando la conexión con el pasado, y toma la delantera.

“Mi hermano, Pepe Parada, trabajaba en el teatro de revistas, en el Maipo. Ahí conocí ese mundo de los camarines, del escenario, mirando desde el costado, y me gustó mucho. Pero en lugar de elegir la revista, la cuestión cómica, empecé por lo dramático. Me metí en el conservatorio, porque todo el mundo me recomendaba estudiar ahí para ser actor. Y eso fue la primero que hice, estudié 4 años como actor dramático y me contrataron la Comedia Nacional, el San Martín, el Cervantes, para hacer dramas, tragedias, todos los clásicos habidos y por haber.

¿En tu familia se vivía un clima artístico?

No. El único ejemplo artístico de la familia era el de mi hermano. Mis padres eran laburadores gallegos, inmigrantes y mis dos hermanas se dedicaban a otra cosa.

Definitivamente el que me acercó a ese mundo de estar entre cajas y bambalinas, fue mi hermano. Yo tenía sólo 14 años y ya empecé a ver la posibilidad de trabajar aunque todos me decían que no, que era muy chico.

Y llegaron los primeros trabajos dramáticos…

Si, fue una época donde me llamaban para hacer papeles de locos, enfermos y drogadictos. Película donde había un pibe que era delincuente, película donde actuaba yo. En “Humo de Marihuana”, por ejemplo, hice el papel de “El loco melena”, un traficante de drogas.

¿Cuál fue tu primer gran éxito?

El primero de todos fue “Me llaman gorrión”, en 1972. Me tocó hacer un personaje con el cual gané el premio “revelación del año”, de los Martín Fierro.

Después, al poco tiempo hubo otra cosa que me posicionó. Me llamó Narciso Ibáñez Menta, para hacer el papel de un gay, en una miniserie que se llamaba “El Robot”. Con esa actuación también fui nominado para los Martín Fierro.

Para aquella época eran personajes comprometidos…

Si. Por ejemplo en esta serie de Ibáñez Menta había dos personajes principales que eran gays. Yo interpretaba al gay galán, al lindo porque ningún galán de la época quería hacer de ese papel. Yo tenía un hambre bárbaro y me agarraba cualquier cosa, así que dije “venga”. Con esa interpretación volví a conseguir otra nominación para los Martín Fierro. Eran personajes muy divertidos para hacerlos como actor

De Bernard Shaw a Los Bañeros más locos del mundo

Lo que había comenzado como una carrera de actuación dramática, cambió de un día para el otro con una anécdota que, al contarla, todavía le dibuja una sonrisa al actor.

¿Cómo fue ese momento en que decidiste franquear la delgada línea que separa el llanto de la risa?

Un día haciendo una comedia de Bernard Shaw, “El discípulo del diablo”, en el San Martín y con dirección de Carlos Gorostiza. Esa obra es una comedia, pero el director decía que no. Yo hacía del hermano del discípulo, un deficiente mental. Antes de salir a escena me puse un vestuario de época, una peluca a lo Doris Day y entré en el escenario haciendo monerías. Se vino el teatro abajo. Yo no podía seguir por la risa de la gente. Víctor Laplace, que hacía el protagónico, se tentaba tanto que lo rajaron. Oír reír a la gente me gustó tanto que me dije: “¡Esto es lo mío!”. Me encantó y seguí con eso. De vez en cuando despunto el vicio y hago algo de drama en cine o televisión, cosas muy puntuales, pero lo que más me gusta es hacer reír a la gente.

¿Tuviste algún maestro en esto de hacer reír a la gente?

No, porque cuando yo empecé en esto, los cómicos eran muy distintos. Estaban Porcel, Olmedo, Altavista, Calabró y muchos actores teatrales. A mí me gustaban todos, cada uno en su estilo. Nunca tuve un modelo al cual quisiera imitar, afané un poco de cada uno.

¿Cuándo sentiste que estabas finalmente posicionado en el mundo del espectáculo?

Cuando llegó “Los hijos de López”, en 1980. En esa película yo era unos de los hijos de López, el más chico, que era el más gracioso, el personaje más rico.

A partir de ahí llegó una seguidilla de éxitos…

Si, hubo una época donde trabajé en muchos éxitos, como “Casi una pareja”, “Departamento de Comedia”, entre otros. Fue un momento muy especial, estaba tocado por una varita mágica, todos los años metía un éxito, hasta que un año llegó “Stress” en 1990, que duró 5 años al aire.  Me pasaba que cuando hacía algo, no lo quería repetir otro año, pensaba que la gente se iba a cansar y lo cambiaba todos los años. Cuando pasó un año de “Stress” y quise hacer otra cosa, desde Canal 13 me dijeron “ni locos, ni mamados”. Y así pasaron 5 años.

Clásicos como “Brigada explosiva” y “Los bañeros más locos del mundo”, se convirtieron en películas de culto ¿Se te cruzaba por la cabeza esa posibilidad?

No, fue algo que no pensábamos. A nosotros con los años nos pasó que la gente por la calle nos paraba y nos decía “¿cuándo vuelve La Brigada?”

Siempre lo hablábamos con Francella, ninguno de los dos pensó que íbamos a hacer un clásico y que íbamos a convertir a nuestra película en película de culto. Jamás lo imaginamos, pero se dio de milagro, por suerte. Digo esto porque hay varias generaciones que nos lo siguen reconociendo.

 

Teatro y algo más

Emilio Disi, además de ser actor, asegura ser un tipo normal, haber tenido “varios matrimonios” y se confiesa amante del deporte.

Además de actuar, ¿De qué otras cosas disfrutás?

Me gustan mucho los deportes. Me gusta el tenis, esquiar, el paddle, el golf, el fútbol. Actualmente no juego más al fútbol, hago tenis y paddle.

¿Dónde vivís actualmente?

Vivo en Buenos Aires y me gusta esa vida. Nací y me crié ahí. Lo que a todo el mundo le parece una locura, yo ya estoy acostumbrado a vivirlo. Disfruto el quilombo permanente, el tránsito, el ruido.

También me gusta mucho la provincia de Córdoba. Todos los años vengo a la ciudad de Córdoba en diciembre y me quedo hasta mediados de marzo.

¿Cómo estás econonomicamente? ¿Pudiste hacer una diferencia como para estar tranquilo?

Esta es una carrera en la cual si dejás de trabajar un año, te comés todos los ahorros. No es un oficio que te hace millonario y quedás salvado para toda la vida. Cuando te va bien, ganás bien, pero de repente te pasás varios meses sin laburar. Es pan para hoy, hambre para mañana. Hay que ser muy prolijo, guardar y ahorrar, no ser loco con la guita, pero si ganaste buena plata y sabés ordenarte, podés vivir.

Las temporadas estivales como la que acaba de terminar en Carlos Paz, ¿rinden a nivel económico o las hacés únicamente por placer?

Son dos cosas distintas. Antes que nada es un gran sacrificio hacer dos funciones todos los días, tenés que estar encerrado 7 u 8 horas en el teatro, no es tan simpático estar todas esas horas en un camarín de 2 por 2. Pero con una buena temporada te rinde muy bien económicamente.

¿Cómo ves al humorismo de hoy, el humor de Tinelli por ejemplo…?

A Tinelli hay que agradecerle porque sacó una camada de actores cómicos, que son todos jóvenes, piolas y muy diferentes. Él hizo un gran aporte, porque pese a estar desarrollando otro tipo de cosas ahora como “Bailando por un Sueño”, todos los años anteriores fue dejando humoristas nuevos. Son tipos que les falta escuela, pero que en años se van a convertir en grandes capocómicos.

¿Qué le dio Emilio Disi al mundo de la actuación?

Laburo. Creo que esta es una profesión como cualquier otra, tenés que laburar. Yo me paso horas y horas buscando gags, chistes, sketchs, situaciones. Te tenés que sentar en tu casa y dedicarle varias horas todos los días.

¿Qué proyectos tenés en carpeta?

Tengo pendiente la tercera película de Los Bañeros más locos del mundo y por otro lado ya me llamaron para la temporada teatral de 2009.

Además, con Miguel Del Sel tengo un programa de televisión desde hace 5 años en Miami. Cada tanto viajamos y nos quedamos alrededor de 20 días, en los cuales grabamos todos los programas de los próximos 3 meses. Es un programa cómico, tipo “Rompeportones”, que se emite por una cadena española y se ve en toda Latinoamérica menos en Argentina.

Así, como analizando algún proyecto nuevo, o con un nuevo sketch dándole vueltas por la cabeza, Emilio Disi se levanta, y con mirada contemplativa, sonríe y se despide.

Conin, una alternativa para el cambio

Por Marcos Calligaris

La Cooperadora para la Nutrición Infantil trabaja desde hace 5 años en Córdoba junto a un grupo de profesionales que ayudados por el aporte de voluntades y firmas como Tarjeta Kadicard y la Universidad Empresarial Siglo 21, entre otras, siguen dando pelea al flagelo de la exclusión social.

Pocos saben que a escasos metros del aeropuerto de Córdoba existe un precario asentamiento. Allí, al borde del canal maestro, coexiste una pequeña casa donde algunos niños corretean mientras sus madres toman clases. En la misma casa, la “Casa Macuca”, una médica pediatra controla el peso de un bebé recién nacido; una nutricionista prepara el almuerzo comunitario, mientras una fonoaudióloga se apresta a ayudar a una nena. En un pequeño y remendado cuarto, sobre una alfombra llena de juguetes, una mujer realiza estimulación temprana a los más chiquititos. Y de la misma manera, intensamente, aúnan conocimientos y voluntades una trabajadora social, una psicomotricista, una psicopedagoga, una maestra jardinera, una tallerista, una fisioterapeuta y una maestra especializada.

El bochinche de los niños correteando por la casa mientras otros se preparan para el almuerzo, sólo es aplacado por el vuelo rezante de un avión que se apresta a aterrizar sobre la pista del aeropuerto Ingeniero Taravella, ubicado increíblemente cerca. Tan cerca pasan las aeronaves, que desde la casita aseguran verles las caras a los pilotos aprestándose a descender. Allí, en ese lugar, funciona un centro Conin.

El centro Conin de Educación y Prevención de la desnutrición infantil “Villa Kilómetro 8”, nació en Córdoba en 2003, como una franquicia solidaria de la red Conin, para trabajar de la mano del Dr. Abel Albino quién cuenta con una basta trayectoria en este tipo de experiencias.
El objetivo de la organización es “prevenir y abordar de manera integral la problemática social que da origen a la extrema pobreza y su consecuencia directa: la desnutrición”.
Para eso, la asociación asume la importante tarea de enseñar a los padres sobre la mejor manera de criar, alimentar y estimular a sus hijos a través de los diferentes programas implementados por Conin.

Lucha por una causa noble

Uno de los pilares de este proyecto es Cristina Schwander, Directora de Relaciones Institucionales de la Universidad Empresarial Siglo 21.

“Lo trajimos a Abel Albino para dar una charla en Córdoba  y buscando un lugar para hacer una conferencia, me comentan de la “Villa Kilómetro 8”, que era un buen lugar para realizarla ahí. El evento se hizo el colegio del barrio, lo escuché hablar a Albino y le dije a una amiga “¿Por qué no traemos esto a Córdoba?” recuerda Cristina.

Fue en ese mismo lugar, en la “Villa Kilómetro 8”, que Cristina Schwander se encontró con otro pilar de la asociación, María Cristina Gómez Oriondo, o simplemente “Tinti”, quien había sido la directora del colegio del barrio y contaba con gran ascendencia entre los habitantes del lugar.  Ellas dos, sumadas al aporte de Cristina Martorelli y la ayuda de varias empresas y personas dispuestas a aportar económicamente, lograron que en poco tiempo el programa  de Conin esté en marcha en nuestra ciudad.

Un programa, una esperanza

Hoy los responsables de Conin no dejan de mostrar su asombro por la capacidad de progreso que vienen mostrando tanto niños como padres. Pero para poder apreciar estos importantes y palpables cambios, han jugado un papel preponderante los diferentes programas que Conin ha puesto en práctica (ver recuadro).

Y en los últimos meses, una nueva esperanza circula por Villa Kilómetro 8. El gobierno les ha prometido el traslado a un nuevo barrio. Pero el Centro Conin, que viene consiguiendo resultados sorprendentes con “sus” familias, no quiere detener sus programas y se propuso mudar su “Casa Macuca” donde sea que se traslade su gente.

“Nuestras mamás van a tener agua corriente por primera vez en toda la historia de sus familias, (…) son casa que tienen baños, no se les llueve, tienen piso”, comenta Tinti.

Y a donde sea que se muden, estas familias, estos niños, también se mudarán con la esperanza de que la inclusión social es posible y quizás algún día los gobiernos entiendan dónde tienen que invertir para lograr una sociedad más equitativa.

Programas llevados a cabo por el Centro Conin

Programa 1: Escuela de capacitación para mamás sobre temas de su interés dictado por profesionales de la salud. Se abordan temas como nutrición, derechos, atención del niño, psicología, psicomotricidad, etc. y se desarrollan talleres artesanales. Mientras tanto los niños se encuentran en un Jardín Maternal siendo controlados, pesados y derivados en caso de necesidad. Se hace entrega de un  bolsón nutricional que garantice una comida diaria semanal.

Programa 2: Talleres de Terapia Ocupacional para madres de niños con discapacidad. Los niños atendidos por gabinetes de fonoaudiología, rehabilitación, psicomotricidad. Modulo Nutricional, provisión de leches y alimentos especiales.
Provisión de prótesis, anteojos, férulas, sillas de ruedas. Beneficiarios 18 niños especiales y sus madres.

Programa 3: Apoyo psicopedagógico a niños con dificultades en el aprendizaje y conducta en la escuela de la zona.
Trabajo con Psicopedagogas, Psicólogas y Maestras de Apoyo. Trabajo en red con la escuela de la comunidad. Se provee merienda y útiles escolares.

Programa 4: Mamás Promotoras. Capacitación intensiva a mamás que han superado el riesgo, en materias importantes para la comunidad como Salud – Sistema de Salud Provincial, Programas Provinciales y Nacionales; Justicia -Tribunales de Menores, violencia familiar y de género, derechos- e Identidad – Inscripción, trámites de Registro Civil

Programa 5: Microemprendimientos de Panificación y Taller de costura que absorben a 27 mamas del Programa entre las que se dividen las ganancias según las ventas de cada grupo. En el caso de la panificación, la harina es donada por un Molino harinero de la provincia, en tanto que en el taller de costura se trabaja en el recicle de ropa donada.

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