Por Marcos Calligaris
La dinámica política y la falta de consistencia del arco opositor han acrecentado en los últimos años la figura de los periodistas. El Gobierno nacional se ha visto envuelto en una cruenta batalla frente al llamado cuarto poder, al cuál en reiteradas oportunidades situó en la vereda opositora, alimentando sin querer su nivel de exposición.
Uno de los periodistas que se ha visto ‘beneficiado’ con esta situación es Nelson Castro, una de las voces más respetadas del periodismo político argentino y quien asegura no sentirse nada cómodo con el mote de antagonista. “Yo no soy opositor, soy crítico del Gobierno. En mi actuación durante los años del menemismo y la Alianza fui igualmente crítico como lo soy ahora”, aclara.
Nelson Castro es palabra obligada en el análisis político de la realidad nacional. Pero para estar donde está, fueron necesarios 35 años de trayectoria, aunque de una carrera poco convencional. Tras recibirse de periodista en 1975, también obtuvo el título de médico neurólogo y dividió sus tiempos entre las dos profesiones. Durante una década, su especialidad en los medios fue el periodismo deportivo y luego de ganar una beca para realizar un máster de periodismo político en Estados Unidos, su destino cambió. En 1994 decidió dejar la medicina y se abocó de lleno a la actividad que hoy desarrolla con éxito.
Por estos días, el periodista conduce “Primera Mañana” por Radio Mitre. También se lo puede ver en televisión, al frente de “El juego limpio” por TN y además es columnista de los diarios Perfil y La Nación.
Como si fuera poco, y en una faceta menos conocida, Castro es pianista y estudia dirección de orquesta. Por eso cada lunes despunta su pasión musical en Radio Amadeus, donde conduce su propio programa de música clásica.
¿Surgió primero la idea de ser médico o periodista?
Lo del periodismo surgió antes. Yo cursé las dos carreras simultáneamente, me recibí de periodista cuando tenía veinte años y recién estaba en segundo de la carrera de medicina. Cuando me recibí de médico ya venía ejerciendo el periodismo desde hacía cinco años. Luego ejercí las dos profesiones simultáneamente hasta el ‘94.
¿Por qué decidió dejar de ejercer como médico?
Se me hizo imposible, porque cuando mi nombre surgió en la popularidad, el nivel de contaminación que tuvo la carrera médica fue muy fuerte. Mis principios éticos no son declamativos, sino que forman parte de mi persona, así que se hacía una cosa inmanejable.
¿Se imaginó alguna vez volviendo a la práctica de la medicina?
Es muy difícil. Me atrae mucho la medicina, pero es difícil porque el tiempo que llevo ejerciendo el periodismo altera total y absolutamente la posibilidad de práctica de la medicina como yo entiendo que hay que hacerlo, lo que implica la asistencia al servicio hospitalario, que te proporciona el elemento de la actualización. Yo estoy muy actualizado en cuanto a la lectura, pero también es necesaria la actualización respecto a la experiencia.
¿Pudo utilizar algún elemento de la medicina en el periodismo?
Sí, muchos. El elemento más importante que me dio la medicina es el conocimiento del ser humano y la psicología humana. Ese ojo clínico está presente permanentemente en el momento de hacer mi trabajo. Cuando hablo con una persona por radio o televisión, está presente ese elemento diagnóstico de decir “esto me orienta por acá”. Para mí tiene mucho valor y en general me orienta bien.
Podría decirse que cuando entrevista a alguien, más que tener intuición periodística, lo somete a parámetros científicos…
No, no es intuición, es un elemento muy interesante porque me sale automáticamente. Cuando tengo un pensamiento para definir una personalidad, en general estoy en el camino correcto. Otra cosa que me permite la medicina es tener un rigor, una forma de pensamiento, que es muy útil. Esto te lleva al ejercicio de análisis con mucha naturalidad.
Estudió periodismo deportivo…
Sí, estudié periodismo deportivo y ejercí durante diez años. Cuando apareció la oportunidad de hacer periodismo político, me di cuenta que tenía el dominio del oficio periodístico pero me faltaba la formación teórica. Ahí tuve la suerte de ganar una beca para hacer un Máster en Estados Unidos, el cual no era solamente teórico sino también una aplicación de lo que era el ejercicio del periodismo en los grandes medios norteamericanos.
¿Qué le dejó la práctica del periodismo deportivo?
El periodismo deportivo me dio el dominio del oficio. También me permitió viajar por toda Sudamérica, parte de América Central, y me generó un conocimiento de cosas muy importante. Por su parte el fútbol permite una simbiosis de cosas, porque ahí confluye gente de distintos estratos y la política no está ausente.
¿Qué rol cumplía en una típica transmisión de fútbol?
Hacía vestuarios. Eso fue algo muy lindo porque me permitió tomar contacto con una cocina muy íntima de lo que eran los partidos de fútbol.
En una entrevista afirmó que el periodismo deportivo era en su momento la única forma de ejercer sin censura ni presiones. ¿Sigue siendo así?
En aquellos años cuando empecé era la forma más libre de ejercer el periodismo, hoy cambió totalmente. Antes sólo podía pasar que te llamaba el presidente de la AFA enojado, para discutir. Hoy tenés problemas serios. Hace unos días me contaron que en Telefe hablaron mal de Racing y los llamaron de Casa de Gobierno para quejarse de eso, así que imaginate.
¿El periodismo político fue siempre su meta?
Sí, por supuesto. El periodismo político, sobre todo en la radio, me permite una aproximación muy social de la cosa política.
¿Qué es lo que más disfruta de la profesión?
Disfruto todo. El contacto con la gente, la dinámica de enfrentarte a cosas nuevas, el desafío de la creatividad que te da trabajar en los medios y el aprendizaje permanente que te da esta profesión y la gente.
“Durante los años del menemismo y la Alianza fui
crítico como lo soy ahora”
El análisis político de la realidad argentina forma parte de la vida de Nelson Castro.
A continuación, una mirada a la actualidad nacional, desde la óptica de uno de los periodistas más respetados del país.
Cuando levantaron su programa en Radio Del Plata usted afirmó que no tiene una actitud “opositora” sino “crítica” respecto al actual Gobierno nacional. ¿Ha tenido la misma postura durante toda su carrera?
Así fue. Si te fijás en mi actuación durante los años del menemismo y la Alianza, fui igualmente crítico como lo soy ahora. Si querés te podés fijar en los archivos, en eso yo estoy absolutamente tranquilo. Durante el menemismo no llegaron a echarme, pero en cuanto a enojos del Gobierno, eran tan comunes como ahora.
¿Sufrió presiones durante el Gobierno de Carlos Menem?
En la época del menemismo hubo algún intento. No me presionaron a mí, sino que presionaron a los medios para que me echaran, pero los medios se portaron muy bien y me respaldaron.
¿Es el Gobierno actual entonces el que demoniza a la prensa crítica, parándola en la vereda opositora?
Eso no es exclusivo del Gobierno actual, el menemismo también lo hizo. Lo que pasa es que nunca se vio en una forma tan brutal como lo ha hecho este Gobierno, con metodologías terribles.
¿Llegó a tener miedo en estos últimos tiempos?
Yo no tengo miedo pero respeto al que lo tiene, porque es una situación psicológica particular.
A ocho meses de la promulgación de la Ley de Medios, ¿qué cambió?
El gran cambio que busca el Gobierno es generar la desinversión, que Clarín deje alguno de los medios que tiene, y eso todavía no se ha producido como consecuencia de las apelaciones que hubo. Lo que está ocurriendo es que están surgiendo nuevos medios que son fundamentalmente afines al Gobierno. Yo de la ley he dicho que tiene cosas muy buenas y cuatro o cinco cosas muy malas, que están puestas en el medio de la guerra entre el Gobierno y Clarín.
Ahora, ¿quiénes son los que van a surgir? Nosotros dijimos al respecto que iba surgir una gran cantidad de medios afines al Gobierno que se van a subvencionar con publicidad oficial. Algunos ejemplos son Canal CN23 y (el diario) ‘Tiempo Argentino’, de (Sergio) Szpolski; o la distribución de decodificadores que hace el gobierno, todo tiene que ver con lo gubernamental. Lamentablemente se está cumpliendo lo que dijimos.
¿Puede destacar logros del Gobierno actual?
Por supuesto. Sin dudas el kirchnerismo ha creado una Corte Suprema de prestigio y de independencia indiscutible, a la cual paradójicamente hoy está atacando. También he valorado la política de derechos humanos y he criticado la apropiación política de cosas que he aprobado, como la eliminación de los indultos.
También destaco el crecimiento económico que existió sobretodo en los tres primeros años, que lamentablemente no fue aprovechado para generar, junto con el crecimiento, niveles de desarrollo importantes, tratando de disminuir la vulnerabilidad de la población.
Hubo una reconstitución del concepto de autoridad, que lamentablemente ahora ha devenido en este componente de tanta intolerancia por parte del Gobierno.
Otro elemento que puedo valorar como positivo es la progresiva solución de la deuda externa.
Estos son logros que lamentablemente están enmarcados por una situación de intolerancia, de confrontación permanente, de poco apego a lo institucional y por una matriz de corrupción muy fuerte y férreamente atada al núcleo de poder.
¿Hay responsabilidad de la oposición en ese contexto?
La oposición tiene parte del problema que tiene Argentina. Hasta el momento ha manifestado una enorme incapacidad para superar personalismos y generar acuerdos que permitan establecer proyectos alternativos de gobernabilidad. Es un defecto de una oposición atomizada, que si no tiene capacidad de unirse, pero no para rejuntarse como la Alianza, sino para hacer un acuerdo programático básico, por supuesto que no ofrece alterativa.
Teniendo en cuenta ese análisis, ¿cómo cree que se va a llegar a las elecciones de 2011?
Primero hay que ver si va a haber internas abiertas o no. Luego hay que ver cuán legítimas son, pero todavía es muy prematuro hablar de esto. Falta definir si se va a presentar Reutemann; qué es lo que va a pasar con Duhalde y ver cuál es el candidato más fuerte dentro de esa interna, porque los que están con Kirchner están, pero el resto está disperso. Entonces hay que ver si esa dispersión se concentra en alguien o no. La impresión es que si Kirchner compite contra cuatro, gana Kirchner.
¿Quiere decir que las elecciones las definiría el Partido Justicialista?
Hoy por hoy sí. La otra estructura importante es el Acuerdo Cívico y Social, que parece más un desacuerdo cívico y social.
¿La derecha tiene chances en Argentina?
Si la derecha hoy es Macri… creo que Macri va a tener que aliarse con gente del Justicialismo.
A mí me da gracia cuando hablan de éste como un Gobierno de izquierda. Este es un gobierno de centro, con un discurso progresista, pero con una matriz económica totalmente ortodoxa, que lo que genera son peleas por ver cómo el dominio de un sector económico pasa a otro.
La población está mejor gracias al asistencialismo y ha bajado un poco la pobreza por ese plan de asistencia social. No se puede llamar a eso un Gobierno progresista.
Cable a tierra
Lejos de los vericuetos de la política y los medios, Nelson Castro encuentra su bálsamo en la música. “Mi gran pasión es la música y mi preferida es la clásica”, afirma con entusiasmo.
Además de ser pianista, estudia dirección de orquesta y conduce “Lo que el viento no se llevó”, por Radio Amadeus. “Tengo mucha participación en el programa, aunque menos de la que quisiera, porque no tengo tiempo”, se lamenta.
¿La música no se interpone en su actividad principal?
No, y es un bálsamo. Además no es que hago un programa sólo para pasar música, el programa tiene mucho contenido. Por ejemplo, en estos días estamos haciendo el estreno de la grabación de una obra argentina que nunca se había grabado en la historia.
Trato de aportar lo que el conocimiento de mi figura pueda generar para llevar la música a través mío hacia otro público y fundamentalmente, generar por parte de las autoridades el interés por cosas que están olvidadas.
¿Tiene algún proyecto en carpeta con respecto a la música?
Sí, tenemos pensado hacer un programa con las orquestas sinfónicas argentinas. En algún momento lo vamos a hacer.
¿Se ve finalmente dirigiendo orquestas?
Yo espero que para el bien de la gente, Dios no lo permita. (Risas)
Claro y frontal como en radio o en televisión, Nelson Castro da muestras de un estilo personal, que lo hace creíble y le otorga el beneplácito del rating.