Por Marcos Calligaris
“Estoy todo el tiempo ocupada, esto tiene un ritmo que no se puede creer”, justifica Coki al atender, luego de incontables intentos, la llamada de este periodista.
Se trata de Patricia Silvana Ramírez, la cordobesa que la Mole Moli le presentó a Marcelo Tinelli y cuyo cortejo online se convirtió en una de las novelas de mayor rating de la televisión argentina.
Ah sí, Coki también canta como los dioses. Así lo entendió Alberto Plaza ocho años atrás, cuando de paso por Córdoba la escuchó modular y se la llevó de gira. Algo también debió haberle visto Fito Páez, quien la acompañó cantando “Esquirlas”, en el disco debut que en 2007 la cantante editó bajo el título “Presente”. Y más cercano en el tiempo, quien quedó prendado con la voz de la chica del momento, fue Ricardo Montaner, quien gestión ‘tinellista’ mediante, la invitó a cantar en el Orfeo cordobés, en la tierra donde ella no había podido ser profetisa.
El éxito al fin llegó y de una manera que seguramente ella nunca esperó. Hoy la cordobesa es un personaje central de un programa cuyo staff se renueva vertiginosamente bajo el pulgar mágico de su creador y el dictamen de San Rating.
Por eso mismo, Coki Ramírez sabe que cuenta con una imperdible oportunidad de mostrar lo que sabe hacer. Y lo tiene bien claro: “Lo mío es el canto”, asegura. Por eso mismo ya está preparando su segundo álbum solista.
Mientras tanto ya tiene agendada la fecha de emancipación de su gran referente artístico, Alberto Plaza. Será el próximo 15 de octubre en la Vieja Usina, cuando Coki se despedirá como corista del chileno.
Volviendo al llamado, Coki me apura: “Dale, encaremos la nota que me están por venir a buscar para grabar”. Impensado. Impensado para quien hace menos de dos meses miraba (¿deseaba?) a Tinelli por TV.
¿Qué hacías exactamente una semana antes de ir a Bailando por un Sueño?
Estaba en Córdoba tranquila, llevaba una vida normal. Me levantaba por las mañanas, tomaba mates con mi vieja, iba al gimnasio todos los días y siempre tenía algo que hacer relacionado a la música. Cantaba en eventos y en pubs. Por esos días estaba buscando canciones para mi futuro disco y justo había armado unas maquetas de “Abrázame” y “Beso a Beso”, que fueron los temas que terminé haciéndole a Marcelo en vivo.
¿Veías el programa de Tinelli, o eras una típica detractora?
Siempre lo veía, porque más allá de que pueda haber algo que no te banques, siempre vi que había cosas divertidas, que todo el mundo se emocionaba. Es como cuando te regalan un libro y decís: “lo leo y tomo lo que a mí me sirve y me interesa”. Ahora puedo vivir todo eso en carne propia y lo veo como lo que es, un show.
¿Tu llegada al programa se venía gestionando o se dio de un día para el otro?
Yo vine un martes al programa. El sábado anterior, había estado cantando en un evento de una revista en Córdoba. Ese mismo día mi hermana se comunicó con Dáscola y le confirmaron que me iban a llevar a mí. No fue preparado, me vine el martes con una valijita súper pequeña y la Mole me decía en el avión “hija de puta, no te vas a inhibir al frente de las cámaras eh…” Yo me reía y le decía que se quedara tranquilo. De repente estaba sentada en un banquito en Bailando y se dio todo.
¿Te sentís parte del show, o lo tuyo pasa por otro lado?
Sí, me veo metida dentro ese show. Aunque el primer día que pisé el estudio fue de sorpresa, no estuvo planificado, Marcelo no me había conocido detrás de cámara. Pero si bien me veo metida ahí, lo mío nunca fue un show, yo siempre fui con la verdad. A mí Marcelo me encanta, yo veía el programa en mi casa y decía “cómo me encantaría estar al lado de ese tipo, decirle cosas al oído y que se enamore de mí.”
Más allá de lo que me pasa con él, que es real, sé que ahora soy parte de un show, que se ha convertido en una especie de telenovela y está bárbaro. Igualmente, yo sigo firme en mis pensamientos, que quiero estar con Marcelo.
¿Hubo algún avance en estos últimos días?
En el programa hubo algunos, en la vida real no. Yo creo que hay química, aunque también creo que a los cincuenta años y soltero, Marcelo tiene química con cualquiera. (Risas) Estar rodeado de mujeres es el sueño del pibe, de todos los hombres, y creo que yo no soy una mujer tan despreciable como para que él no tenga química conmigo. De todos modos, la química se da entre dos, a mí me ha pasado que se me acerque un hombre y que no me pase nada. Yo siento en él una química que responde, no es sólo de mi parte.
¿Es cierto que detrás de cámara Tinelli se relaciona con muy pocas personas?
Antes que nada, lo poco que lo conozco en la vida real, me parece un tipo macanudo. Es una persona común y corriente que maneja un imperio. Así que es entendible que entre y salga corriendo del programa, además maneja varios proyectos. En los cortes me ha tocado quedarme con él y charlamos de la vida, de todo. Es un tipo divino, inteligente, y desde mi punto de vista también lo veo vulnerable en algunas cosas. No lo veo inseguro, él es un convencido de que todo lo hace bien, pero a veces lo veo un poco vulnerable.
Da la sensación que luego de participar en Bailando, se puede sacar visa para hacer lo que se quiera en el mundo mediático argentino. ¿Te ves como actriz, como vedette, o lo tuyo es el canto?
Eso me estuve planteando estos últimos días, estoy en una situación en la que podría elegir qué hacer. Pero yo tengo muy claro que soy cantante y voy a seguir siéndolo. No quiero decir “nunca sería tal cosa”, porque me he dado cuenta que está muy bueno bailar y me gustaría aprender de todo.
Cantando por un Sueño
Luego de su sobreexposición mediática en ShowMatch, Coki Ramírez cuenta con la no fácil tarea de definir su futuro artístico. Para esto, cuenta con una ventaja: su amor por el canto es innegociable.
Los correambulancias mediáticos deben estar a la orden del día… ¿tenés alguna propuesta para el verano?
Hasta ahora lo único concreto es la producción de un disco en Miami con Alberto Plaza. Quiero que salga en el verano y lleva su tiempo, no es cuestión de agarrar diez versiones, ponerle la voz y sacarlos. No hay que engañar a la gente, yo cuido mucho mi carrera de canto y quiero hacer un disco muy profesional.
¿Cómo lo conociste a Alberto Plaza?
Alberto fue a dar un show a Córdoba y yo no lo conocía, pero lo fui a ver con mi hermana. Me pareció espectacular y salimos llorando de un show súper emotivo. Al otro día me llamaron los productores del videoclip de la canción “No me creas”, que se estaba filmando en Córdoba, y me dijeron que me llegue hasta el lugar para ver si surgía alguna posibilidad. Fui, le hice escuchar a Alberto dos canciones y se quedó fascinado. Luego de un tiempo me llamó y me dijo “prepará la valija porque nos vamos a Chile”. Sacó a todas sus coristas y me dejó a mí.
Te despedís como corista suyo en Córdoba…
Sí, va a ser el 15 de octubre en la Vieja Usina.
¿No te parece un final soñado?
Sí, es el final soñado. A esto lo hablo todos los días con él. Despedirme con Alberto en la Vieja Usina, haciéndole los coros y cantando a dúo, con el cariño de la gente, es increíble.
Además, como se dijo del show en el Orfeo junto a Montaner, mucha gente va a ir al espectáculo por vos…
Ojalá, qué más quiero que llenar la Usina yo sola.
¿Qué dice Alberto Plaza de todo lo que te está sucediendo?
No lo puede creer, está feliz de la vida. Creo que no hay persona en este mundo, luego de mi familia, que me conozca más que Alberto. Tenemos una relación muy linda, nos entendemos artísticamente, y tenemos una conexión con el universo, que cada vez que pienso en él, él piensa en mí. Me dijo que me ve en la tele, que salgo tal cual soy y que si yo era feliz, él también.
En el medio también grabaste con Fito Páez, nunca estuviste tan lejos de pegarla…
Sí, esto no me agarró desprevenida, eso es lo que me pone contenta. Tengo ocho años de escenario, más allá de haber estado en el coro, tenés contacto con todo, desde el manejo del escenario hasta cómo se conecta un cable o manejar la consola de sonido. Yo no era conocida, pero no soy novata en esto y por eso hoy puedo estar a la altura de las circunstancias y cantar a dúo con Ricardo Montaner, por ejemplo. En ese caso, fue un regalo de Marcelo, pero luego había que cumplir y quedar bien. Creo que Ricardo se dio cuenta de mi profesionalismo y me lo agradeció.
Recientemente declaraste en una revista porteña que ya estabas estresada por el reconocimiento y que te hacía mal la envidia en el ambiente. ¿Es el precio que hay que pagar?
El éxito tiene un lado agotador que te estresa. No lo puedo creer, pero no puedo caminar por las calles.
No es fácil de repente salir a la calle y que toda la gente te reconozca. No es por ofender a la gente, porque la gente te apoya y uno tiene que devolver eso, pero hay momentos en que uno necesita intimidad, como cualquier persona. A veces no le puedo contestar a alguien, o le digo “ahora no te puedo firmar un autógrafo” y la gente se enoja. Es complicado, imaginate que a veces te estás por meter un pedazo de hamburguesa en la boca y la gente te rodea, o querés ir a la farmacia a comprar toallitas femeninas y tenés cincuenta chicas viéndote.
La verdad que es un poco cansador, y si decís eso, empiezan a decir que te subiste al caballo y nada que ver. Yo trato de hacer oídos sordos y ni prendo el televisor.
¿Sentís que naciste de nuevo o te tomás todo esto de forma natural?
Por momentos no lo puedo creer y por otro lado la gente que me conoce sabía que yo venía preparándome para algo así. Aunque a veces te podés pasar una vida preparándote y el momento nunca llega.
Lo que sí, me siento tocada por una varita mágica y creo que tengo que devolverle al universo todo lo que ha hecho por mí. Creo mucho en eso, uno le dispara al universo sus deseos, sus anhelos y el universo se encarga de cómo hacer para que uno los alcance.
Una más que leyó “El Secreto”…
Sí, leí “El Secreto”. Creo firmemente en eso y le recomendaría a la gente que también crea, pero que se lo crea de verdad. No hay que pedir disparates, yo no estoy pidiendo una limusina verde loro, yo pido lo que de corazón sé que vine a hacer a este mundo, que es cantar y emocionar a la gente. ¡Ojo! Capaz que si pido una limusina verde loro, el universo me la da. (Risas)
¿Algún día vas a revelar los secretos que le decís a Marcelo o son irreproducibles?
Son irreproducibles, pero no por el contenido, más bien porque es algo entre Marcelo y yo, y quedaría muy mal de mi parte contarlos. Es por un tema de códigos, creo que si él los contara, yo me embolaría un poco.
Le dije cosas lindas que a cualquier hombre le gustaría escuchar.
Alguien le recuerda a Coki un compromiso que tiene que cumplir. Tras asentir, la cantante se despide gentilmente con su indeleble tonada cordobesa. Será en medio de la vorágine que deberá tomar decisiones fundamentales para el devenir de su carrera.