Por Marcos Calligaris
Difícil resulta disociar el nombre de Juan Alberto Mateyko de La Movida del Verano.
Sucede que justamente por ese exitoso ciclo estival, “El Muñeco” tiene más Martín Fierro que dedos en las manos.
Dueño de una inconfundible voz ronca, Juan Alberto nació en Buenos Aires y amagó con ser abogado, pero la vida de Cacho Fontana o Héctor Larrea le resultaban más seductoras.
Pateó el tablero, se animó incluso a ser modelo y hasta –en una faceta algo desconocida- participó en diez películas.
Eterno amigo de esos amigos que todos quisieran tener, a su celular pueden llamarlo Julio Iglesias o el mismísimo Puma Rodríguez, una tarde cualquiera, y preguntarle cómo anda.
Punto y aparte para La Movida del Verano. Un período de desconcierto y a Mateyko le ofrecieron trabajar en Córdoba. En La Docta el desafío no era simple, había que pararse frente al grupo líder de la radiofonía local, pero asegura que el desafío lo atrajo. “A mí me encanta competir, lealmente, con esfuerzo,” aclara.
A ocho meses de largar con “La Movida de la Tarde”, por Radio Mitre, ya se anima a diagnosticar sobre el mercado local: “el cordobés te incorpora o te ignora”. Y apostando un pleno a la primera opción, comenzó a recorrer cada una de las fiestas tradicionales de la provincia con el fin de conocer la idiosincrasia cordobesa y poder adentrarse en su comunidad. “Estando acá descubrí que Córdoba es la cuna de los shows, de los festivales. Yo a eso no lo vivía en Buenos Aires o Mar del Plata. Hasta te diría que es algo único en el mundo”, arriesga.
Cuando se le pregunta por televisión en Córdoba, responde con un misterioso y prudente “tiempo al tiempo”, y también deja deslizar la posibilidad de reeditar la convocante Movida del Verano desde las sierras.
“Separado pero no distanciado” de su ex mujer, Mateyko se toma su tiempo para reflexionar acerca de los difíciles momentos que proceden a una separación, y cuenta cómo se desvive por sus pequeños hijos.
Un Mateyko legítimo abre las puertas de su intimidad en una profunda entrevista.
En tus comienzo habías largado con la carrera de Derecho, ¿qué pasó en el medio?
Sí, hice un año de Abogacía pero en el medio apareció esta vocación. En la radio escuché que convocaban a aquellos que quisieran tener su carnet de locutor. Yo había mamado la comunicación desde chico y cuando llegó el momento de tomar la determinación, averigüé todo lo que había que hacer y fui sin comentárselo a mis padres. Había que hacer un casting en el ISER (Instituto Superior de Enseñanza Radiofónica). Éramos 50 y quedamos sólo 25. Fue entonces cuando tomé la decisión, hablé con mis viejos y les dije ‘mi carrera es ésta’.
¿Cómo tomaron la decisión tus padres?
Yo les dije que no les iba a fallar, les di los ejemplos de Cacho Fontana, de Héctor Larrea, les dije que me gustaría seguir una línea empezando como locutor y seguir hasta poder consolidarme como animador, presentador y entrevistador. Ellos lo tomaron bien.
También tuviste una época de modelo publicitario…
Sí, hacía algunos avisos como modelo de casas importantes. Uno de los trabajos que me marcó bastante fue la elección de Miss Televisión, en canal 7. De ahí salía quién podía ser el modelo o la imagen para representar a una casa de ropa.
¿Tuviste una vida de barrio, de club?
Sí, iba a Ferro, un club social y deportivo muy bueno en ese entonces. Tuve una afición al deporte, jugaba al fútbol, al tenis, practicaba natación.
¿A qué se dedicaban tus padres?
Mi viejo era camionero y a su vez encargado de un edificio, y mi mamá era ama de casa. Entonces para mí es un recuerdo imborrable todo lo que me dieron sin poder acceder a ciertos estratos sociales. A fin de año yo me iba un mes entero a la casa de mis tíos en Entre Ríos a visitarlos y veía que ellos hacían todo ese esfuerzo por mí, me daban todo ese cariño. Yo tenía el sueño de devolvérselos.
¿Sentiste que saldaste esa “deuda” con tus viejos?
No, nunca se salda. Los vi muy orgullosos y felices, aunque lamentablemente papá murió en el ‘74 y mamá en el ‘87. Ella me vio un poco más, pero no conoció a mis hijos y a quien en ese entonces era mi mujer. Ellos anhelaban siempre que yo tuviera una familia.
Córdoba, ‘corazón de mi país’
Luego de muchos años de ejercer la vida y la profesión entre Buenos Aires y Mar del Plata, a Mateyko le llegó la oportunidad de instalarse en Córdoba. El desafío no era simple, pero hoy desde Radio Mitre arremete con su estilo poniendo al aire “La Movida de la Tarde.”
¿Cuál fue tu primer contacto con Córdoba?
Mi primer contacto fue en 1971, siendo notero de Lucho Avilés, cuando me tocó viajar en avión a Córdoba para cubrir la entrega de los premios Bamba. Recuerdo que nunca había viajado en avión y Fernando Bravo me jodía, me decía que me iba a marear. Resultó que cuando estábamos aterrizando, el que se descompuso fue él.
Luego llegaría una experiencia de La Movida del Verano en La Docta…
Sí, en el año ‘96 hice La Movida en el Parque Sarmiento con figuras convocantes como Enrique Iglesias, La Mona Jiménez, Dyango, Tru-la-lá, Chebere. Recuerdo que cuando salí al escenario, me pareció estar en Mar del Plata. Increíble, sólo faltaba el mar. Me gustó el clima, la recepción, y te aclaro que una de las personas que más manija me dio –porque era muy amigo de Gustavo Yankelevich- (por entonces gerente de contenidos de Telefe), fue Mario Pereyra, y también Rony Vargas.
El destino quiso enfrentarlos en el dial años más tarde…
Sí. Cuando vino Julio Iglesias a mi programa, dio una opinión. Dijo: “yo tengo grandes amigos en la otra casa, (se refería a Mario y a Rony) y aquí tengo a otro amigo. Aquí no se trata de quién le hace daño al otro; el beneficiado va a ser el oyente”.
Ese comentario de Julio Iglesias se dio cuando ya estabas instalado en Córdoba. ¿Cómo fue ese arribo?
Cuando largamos en Carlos Paz, pensamos que íbamos a juntar 3 mil personas y terminamos juntando entre 12 mil y 14 mil. Eso fue en enero de 2008 y fue mi primera temporada completa allí, por Radio Mitre. En ese momento vino el Puma Rodríguez, también Patricia Sosa, La Barra, Trulalá, Chebere, el Negro Álvarez, y teníamos una unidad móvil, exteriores y hasta una pasarela.
Luego me llamaron por teléfono y me preguntaron cómo me veía trabajando permanentemente en Córdoba, con un desafío fuerte, que era competir con Cadena 3. Yo dije que me gustaba, pero que estos son procesos a largo plazo.
¿Costó insertarte, con todo lo que implica dejar la familia y el entorno?
En cuanto llegué, un periodista me advirtió que ningún porteño había triunfado en Córdoba. Yo le dije que no sabía cómo eran, pero sí sabía cómo pensaba trabajar yo. Había que trabajar fuerte, entonces no podía desarraigarme de Córdoba todos los fines de semana. Así fue que me senté con mis hijos y les dije: “Chicos, papá necesita competir, voy a Córdoba a trabajar”. Te diría que éste fue uno de los desafíos más altos de mi vida. Y lo necesitaba.
¿Te sentís finalmente instalado?
Sí. Pero los trabajos para poder instalarte en otro lugar no son de un día para el otro. Soy ansioso, pero sé que tengo tiempo por delante. En la calle, o en el Dino -donde voy a tomar un café, solito por ahora (“por ahora”, confiesa, y es una declaración este periodista no dejará pasar en el correr de la entrevista) la gente se me acerca y me dice “gracias por estar”. Siento que hay una devolución, que me escuchan.
¿Cómo te sienta competir contra un líder del segmento como es Cadena 3?
No hay que subestimar a las otras radios, porque hay muchas.
Yo tengo un profundo respeto por gente que vino hace muchos años y que con un laburo de hormiga recorrió todo el mundo, cuando por ejemplo se presentaba un disco. Los sé muy trabajadores, que es la clave en cualquier ámbito. Si no le ponés pasión, esto no funciona.
Mientras tanto creo que de a poquito vamos logrando los objetivos. Ellos están cumpliendo 25 años, entonces hablemos de que son 25 años contra 3, y en mi caso, son 25 años contra 8 meses. Hice un curso acelerado.
Quiero tener un millón de amigos (famosos)
“Me junté a almorzar con el Puma (…)”; “Hace unos días me llamó Julio Iglesias y me dijo (…)”; “Me comentó Palito que (…)”; “Recuerdo una vez que estábamos con Monzón en Mónaco (…)”: “Le prometí a León Gieco que (…)”
Entrevistar a Mateyko es también conocer un poco acerca de sus amigos. Algunos de ellos fueron o son algo exitosos…
Debido a tu estilo te han criticado por ser demasiado complaciente a la hora de hacer una entrevista…
Lo que pasa es que si vos invitás a alguien a cenar a tu casa y sos su anfitrión, no le podés decir ‘mirá, yo voy a tomar agua mineral sin gas, si vos tomás con gas, no te voy a dar’. Es un estilo, y yo respeto los demás estilos. Me da bronca cuando alguien quiere hacerse el punzante y no le sale.
¿Así fueron surgiendo amigos como Julio Iglesias o Palito Ortega?
Yo tengo historias que nunca se fueron perdiendo. Cada vez que un artista se presentaba y luego se iba –te hablo de los internacionales como Serrat, Julio Iglesias, o el Puma Rodríguez- yo los seguía difundiendo. Pero mi lista musical es amplia, incluye a Mercedes Sosa, Shakira, León Gieco, Palito Ortega, Fito Páez, Charly García. Lo que tengo es buena relación con varios, no se puede tener tantos amigos. Nunca hice un juego sucio para la perdurabilidad de una relación.
¿Son amigos con los que podés tener charlas de todo tipo, o terminás interpretando un cierto papel?
Si uno se maquilla todo el día y habla de lo mismo siempre, es aburrido.
El Puma Rodríguez, por ejemplo, fue una de las primeras personas que se enteró de la propuesta que me hicieron de Córdoba y me dijo: ‘hacelo’.
La Movida del Verano que pasó (¿y la que vendrá?)
“La Movida me dejó marcado, la gente lo sigue recordando. No era común que existiera un programa que dure sólo tres meses, todos los domingos con una convocatoria tan grande y que sea gratis. Muchos artistas como Enrique Iglesias y Ricky Martin mostraban sus presentaciones en La Movida como publicidad en todo el mundo,” recuerda orgulloso el “Muñeco”. Y no es para menos, aquel programa inmortalizó la figura de Mateyko para toda una generación, por aquellas faraónicas puestas en escena, por las figuras que desfilaron junto al mar, por las multitudes que se agolpaban en la arena.
Desde el final del ciclo, Mar del Plata perdió un atractivo fundamental. ¿Habemus Movida del Verano en Carlos Paz?
¿Cuál es el mejor recuerdo que tenés de La Movida?
Antes que nada, el mejor recuerdo es haberla hecho y después, todos los recuerdos que tengo son lindos.
Si me preguntás cuál fue el momento más difícil, fue la primera vez que invité a Marco Antonio Solís. A mí los viernes no me querían dar el pronóstico de los sábados, porque si veía la palabra “inestable” ya empezaba a sufrir. Ese sábado terminó en una lluvia torrencial y tuvimos que parar el espectáculo y terminar en un estudio de Canal 8 de Mar del Plata.
¿Quién fue el artista más convocante?
Hay gente que cree que fueron los Backstreet Boys o Ricardo Arjona… No, el más convocante en los 7 años de La Movida fue Rodrigo, llevó 100 mil personas.
¿Qué posibilidades hay de un retorno de la Movida del Verano?
Es una asignatura pendiente. Hay dos posibilidades, no hay una tercera. Hacer un programa elaborado frescamente desde Radio Mitre y que lo presentemos desde diferentes lugares de Córdoba, para que sea nacional. La otra posibilidad es, habiendo sido testigo del éxito y la convocatoria del evento “Primavera sin alcohol”, en Carlos Paz, me gustaría hacer algo en verano, ahí mismo pero con cámaras recorriendo todo el país. En ese sentido ya estamos hablando con algunos funcionarios y empresarios.
Vida privada, vida pública
Casi como una regla inequívoca de la popularidad, los famosos deben aceptar la exposición pública de sus avatares privados. Juan Alberto Mateyko debió manifestarse en su momento acerca de los pormenores de la separación con su ex mujer, Naaním Timoyko. También tuvo que explicar las circunstancias por las cuáles decidió adoptar un hijo. Sin embargo él no tiene reparos en hablar de su vida privada.
¿Cómo se constituye tu familia? Sos un defensor de la adopción…
Mi hijo (Juan Bautista) tiene 11 años y mi hija (Rosa María), tiene 17.
Juan Bautista, que lo amo con todo mi cariño igual que a su madre, es un hijo del corazón. Cuando mi hija tenía 5 años, Naaním me dijo: “no viene el hermanito de Rosita, ¿y si adoptamos?” Ok, le respondí. Hablamos con Rosita e hicimos todos los trámites de adopción. Comento esto porque hay gente que duda… y no hay hecho más maravilloso que tener un hijo del corazón.
¿De qué duda la gente?
El trámite es a veces traumático cuando lo hacés por derecha. Pero un día yo estaba trabajando en Rivadavia, me llama mi mujer y me dice: “nació nuestro hijo”. Era santiagueño, ya tenía 25 días y había que ir a buscarlo. Para ella era como que iba a parir. Cuando llegamos y lo tuvo en brazos me dijo una frase que me quedó calada: “fue un parto prolongado y sin dolor”.
¿Con Naaním continúan separados?
Con la mamá de mis hijos estamos separados pero no distanciados. Con ella tenemos la responsabilidad de saber cómo va la crianza, el colegio, la conducta de nuestros hijos.
¿Pudiste rehacer tu vida después de la separación?
A ella la amé profundamente, tuve dos hijos y la separación fue hace dos años. Cuando uno se separa tiene que rearmar su vida. En el medio de estar rearmando mi vida, me propusieron lo de venir a Córdoba y recién ahora me siento estabilizado.
¿Pensás traer a tus hijos a vivir a la ciudad?
No, ellos están muy bien con la mamá, que es ejemplar. Además van al colegio allá, pero cuando vengan de visita pienso llevarlos a lugares hermosos que estoy conociendo.
Viviste muchas cosas de repente ¿Cómo estás emocionalmente?
Mucho, mucho mejor, sino no sé si podría mantener una charla tan distendida como ésta.
Yo era muy amigo de Carlos Monzón y aprendí algo que se dice en el boxeo: al promediar una pelea hay un momento de cambio de oxígeno, entre el sexto y el octavo round, yo estoy en esa etapa.
¿Extrañás Buenos Aires?
Extraño los asados con mi hijo, jugar al fútbol con él y poder llevarlo a dar una vuelta.
¿Qué hacés cuando lográs apartarte del mundo de los medios?
Me gusta leer, caminar, correr, hacer gimnasia, jugar al tenis. Luego, como hábito los domingos me gusta leer todos los diarios en la zona del Complejo Dino. También tengo un grupo de amigos, algunos de la radio y otros de otros ámbitos.
Hace un momento me dijiste que “por ahora” estabas solo. ¿Hay algo en vista?
Mirá, si tuviera que hacer un casting sería un soberbio, porque el casting es mutuo. Pero eso fluye espontáneamente. Creo que eso puede aparecer en la esquina, en una reunión…
¿Qué edad tenés?
Yo soy como el Puma Rodríguez, tengo más de 50 y menos de 60.
¿Te ves muchos años más en Córdoba?
Para mí Córdoba es un país. Por la cantidad de habitantes, por la importancia. Cada vez que un artista viene a Buenos Aires, luego viene a Córdoba. Hay buenos restaurantes, hay buena gente, una Ciudad Universitaria maravillosa…
Yo no soy jugador, pero por Córdoba aposté.
De las definiciones de Mateyko se desprende el sentido de la complacencia, el hecho de estar a gusto en un trabajo, en un entorno, en un lugar. Si sus proyectos prosperan es firme candidato a adquirir la ciudadanía cordobesa honoris causa.
Ping Pong
Un cantante: Paul Anka
Una cantante: Hoy, Julieta Venegas
Dos canciones: “Mi pueblo natal”, de Juan Gabriel, y “Gigante, chiquito”, de Sergio Denis.
Un equipo: River Plate
Un libro: El principito
Una película: La sociedad de los poetas muertos
Un medio periodístico: La Radio
Una persona: Mis padres. Son la clave de todo.
Un país: Córdoba
Una comida: asado
Una bebida: vino
Una mujer: Angelina Jolie
Un político: Arturo Frondizi, un tipo reconocido tarde.